Literatura

Últimas palabras

Reconocía algo familiar en el rostro de la mujer, sin llegar a recordar el qué.

Con desdicha y resignación decidió aceptar su destino. Miró a los ojos a la que iba a ser su asesina, que sujetaba un cuchillo, irguiendo su afilada punta en dirección suya. En un intento de razonar se dirigió a la depredadora armada: “No encontrarás satisfacción en mi sufrimiento”, le dijo. “Te equivocas,  tu sufrimiento es mi diversión”. Le respondió con calma y un retorcido joco.

Mi sangre llevaría al fin de tu diversión”. Trató de decir más convencida que asustada, pero el ligero temblor de su labio delató al pánico. “¿Quién eres?” “Soy ese abrazo que no diste, soy tu carta de vinos preferida, soy esa canción que te recomendó, todo lo que amas y odias, pero sobretodo lo que odias amar”. Asombrada, se rindió a la criminal:

-Termina conmigo y con esta tortura.

Con voz seductora y cargada de sarcasmo:

-Deberías de poner mayor atención a tus manos.-Bajó la vista y observó con horror como ella misma se iba clavando el cuchillo en la muñeca. Rechazó la idea de su locura, pero cuando levantó la mirada, esta se la devolvió riendo desesperadamente, desde su propio reflejo.

Eva Asyngier

Un comentario en «Últimas palabras»

  • Muy dramático, me transmitió un fuerte significado. Gracias señorita Asyngier

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