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No son solo los desfibriladores “perdidos”: Anaga necesita una ambulancia más cercana

Denunciábamos hace unos días “el extravío por parte del Cabildo Insular de Tenerife” de dos desfibriladores automatizados que habíamos conseguido con una paella solidaria, pero el problema de Anaga es mucho más grave que el asunto de dos desfibriladores que no aparecen. En efecto, si en Anaga sufres un accidente grave, un fallo cardiaco o un Ictus, por poner ejemplos de situaciones límite, simplemente decía, te mueres.

Las estadísticas con que suelen engañarnos los políticos, dicen que por término medio una ambulancia tarda en llegar al lugar donde se necesita entre 15-25 minutos. Uno que siempre mira este tipo de cosas con cierta dosis de escepticismo, y tras haber trabajado en el sector del Transporte Sanitario, no puede dejar de preguntarse por qué motivo una ambulancia que salga de Casa del Mar o de La Laguna o Tejina, tarda lo mismo en llegar a Igueste de San Andrés o las Mercedes que a Almáciga, Benijo, Punta de Anaga, Afur o Casas de la Cumbre. Afirmar que esto es posible, ¿es un sinsentido, verdad? Una manera elegante de mentir y salir del paso de una cuestión espinosa para la que solo hay una respuesta verdadera: los anaguenses somos ciudadanos de tercera.

No solo tenemos una atención sanitaria bastante deficiente que se agrava con las carencias de un Transporte Público, transformando una simple repetición de medicamentos en medio día perdido en ello en el 90% de la ciudadanía que no está al lado de Santa Cruz y La Laguna. Además, ante una situación grave, como ya dije, te mueres. Y el transporte asistencial no urgente, el transporte de enfermos crónicos para diálisis, rehabilitación, etc. está igual, no empeorando por la profesionalidad de los trabajadores/ as que, en un esfuerzo continuo y cotidiano ponen lo mejor de sí para intentar lidiar con los hándicaps con que a diario se topan.

Baste un ejemplo que todos entenderán:

Un trabajador del Transporte Sanitario no es un banco de datos ni una computadora que tiene que conocer cada ciudad, pueblo, caserío, pago, calle, pista, carretera o a cada paciente y el lugar donde vive de la Isla o región donde trabaje. Por eso, en cualquier lugar del mundo civilizado es normal que una ambulancia cuente con un Navegador GPS para facilitar que el recurso de emergencias llegue a tiempo al lugar donde es necesaria su presencia, salvo en Canarias claro, donde incluso hasta tienes que costearte de tu bolsillo los mapas y callejeros para poder trabajar. Claro la telefonía móvil ha sido un adelanto tecnológico tremendo, y gracias a sus terminales móviles privados, pueden en ocasiones salir de las situaciones en que se ven inmersos por la carencia de medios.

Debería especificarse especialmente, en el pliego de condiciones del Concurso de Adjudicación del Servicio, que cada Unidad contara con un Navegador GPS especialmente adaptado a la zona de actuación, verificado sobre cartografía militar o similar, dada su aceptable fiabilidad, y un Sistema de Inspecciones Sorpresa, que garantice no solo que los procedimientos, protocolos, formación del personal, equipación del personal y vehículos -mantenimiento adecuado de los mismos-, y el servicio en general. Nadie parece entender todavía que la privatización de los Servicios Públicos implica un descenso en el nivel de atención y eficacia. Si tenemos 100 € de presupuesto para transporte sanitario, y privatizamos el sector, de esos 100 € habrá que descontar el beneficio empresarial y los sueldos de los trabajadores de esa empresa que no conducen ambulancias ni son técnicos sanitarios ¿No? Por el contrario, si el sector está en manos públicas el presupuesto se dedica íntegramente a su cometido. Es fácil de entender.

 

 

 

Amigos de Anaga

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