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Breve apunte sobre el Movimiento de Liberación Nacional Canario (MLNC)

A la mayoría de nosotros no nos cansa insistir en algo que solo traerá el bien común. Así de claro lo tenemos, sin necesidad de cambiar los argumentos, sino que -ahora- se exponen repensados y madurados. Son argumentos firmes e irrefutables; aunque, posiblemente, no se presente vestido de un amor patrio folclórico o, ni siquiera, disfrazado de mago romero.

Muchos, consideramos que la no dependencia de territorios externos es necesaria, sobre todo por cuestiones económicas y sostenibles que son mera supervivencia. Eso nos lleva a expresar la importancia de que Canarias se emancipe y ejerza sin demora su soberanía: hoy sesgada por una antigua invasión militar europea.

La soberanía energética, la lucha antimilitarista, la reivindicación cultural y lingüística, la lucha sindical de clase o la político-social, y todos esos nuevos ingredientes aportados en los últimos tiempos a la identidad actual, han mantenido una constante temporal donde -muchas veces- se alternan los mismos activistas. No es agotamiento mortal, pero en algunas personas sí se refleja un cansancio que, si por un lado puede considerarse lógico, es malo transmitir. Con esa actitud no se consiguen acercamientos de simpatizantes ni se estimula el propio entorno ideológico.

Por lo tanto, los relevos son imprescindibles; las personas no deben serlo. Esto choca frontalmente con la excusa de la búsqueda infructuosa de liderazgo, posiblemente, para justificar falta de formación u otras fobias culturales propias de nosotros mismos.

Todo ello, contando con que el espíritu del I Congreso del MLNC debería mantener unida a toda la izquierda independentista, pero sin esquivar un nuevo lastre actual que es una realidad. En relación a esto, con frecuencia me pregunto si, de verdad, quienes hablan del MLNC saben que la Declaración de La Gomera sentó las bases del Movimiento, y que en ésta se decía:

Apostamos por la liberación y la soberanía nacional del archipiélago, es decir, por la independencia política y económica, por el ejercicio de la soberanía popular en el marco de un estado canario independiente de España.

Apostamos por la liberación social, por la soberanía popular entendida como la constitución democrática de un espacio político, económico, social y cultural en el que el pueblo canario pueda luchar por los derechos que no ejerce y ejercer los derechos por los que ha luchado.

Por todo ello, nos situamos dentro del marco político de la izquierda.

Por otro lado, me resulta preocupante que algunos de los asistentes a aquel Congreso, habiendo aceptado sus bases, parezcan haber olvidado una insalvable resolución del MLNC, que aseveraba: Previa conformidad de las organizaciones, la admisión en el MLNC requerirá la aceptación expresa de la Declaración de La Gomera y, con carácter retroactivo, de las decisiones adoptadas en las asambleas y congresos del conjunto del MLNC o de la organización a la que solicita la integración.

Resulta preocupante porque podría calificarse de “alta traición” utilizar su asistencia al I Congreso y renegar de aquel espíritu impulsor de la izquierda independentista; y también agotador, porque es como estar enfermo, con un virus dentro o tener una manzana podrida. Esas luchas internas de desgaste son poco sanas y espacios infértiles en medio de la diversidad de la izquierda independentista.

El MLNC no es una criatura nacida anoche o esta mañana, es un ente creado hace más de quince años y con una forma muy concreta. La falta de imaginación o la poca formación política de algún personaje no lo exime de su responsabilidad, cuando se intenta apropiar de estas siglas. Máxime, cuando se hacen referencias a aquel Congreso y se intenta acaparar la tarima entrando por la puerta de atrás. Porque ese auditorio no ha quedado vacío nunca, desde aquel entonces, sino que cada vez ha habido más gente implicada.

Hay posturas que son más que una falta de respeto y, sin duda, eso pasará factura. Por eso mi empeño en aclarar lo que es el verdadero MLNC y lo que es la mala utilización de estas siglas. Lo segundo hace daño, pero no tiene nada que ver con el relevo generacional que podemos apreciar en los últimos tiempos: el MLNC verdadero sigue vivo y goza de buena salud, le guste a quién le guste.

Pedro M. González Cánovas,

miembro de Alternativa Nacionalista Canaria – ANC




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