Cosmovisión hispana
«El Adelantado, lleno de orgullo, gritó: ¡Soy el primer hombre que llega tan alto! ¡El primero que divisa todas las islas juntas y la costa del continente que tenemos que conquistar!»
Cuando Alonso Fernández de Lugo, en su campamento de El Realejo dio por concluida la conquista de la isla, última independiente de Canarias, aunque todavía llena de indígenas alzados que querían proclamar Mencey a Ichasaguas, un guanche sureño que vivía en la Cueva de Hengua en el Roque de Ahiyo, rezó a Santiago, habló de construir allí una iglesia en su honor y se sintió satisfecho. En un arranque de soberbia tuvo la calabernada de subir al pico de Echeyde, el más alto de las islas, mucho más alto de los que conocía en España. Así sentiría a la isla como totalmente conquistada y suya.
Partieron del Realejo Alto desde la mañanita, recién clareando el día. Ya con el bruscalito, cayendo la noche, llegaron a los huevos del Teide. Acamparon y al alba solo un pequeño grupo, con el Adelantado al frente, partió hacia la cumbre. Los porteadores esclavos y algunos soldados españoles que iban de escolta ante el riesgo de ser atacados por guanches alzados, quedaron atrás con la impedimenta En ese grupo de españoles iban Francisco Gorvalán, Jerónimo de Valdés y el capitán Bartolomé de Estopiñan. Solo tres guanches cargados con las provisiones los acompañaban.
Cerca ya de la cumbre, Gorvalán quedó retrasado mientras Bartolomé de Estopiñan y el Adelantado Fernández de Lugo continuaron subiendo en solitario. Tras ellos el esclavo guanche Ubay, bautizado tras su apresamiento como Antonio González, cargaba con toda la impedimenta.
Por su primacía como Adelantado, Fernández de Lugo fue el primero en llegar. Se recreó mirando en redondo no solo toda la isla sino las restantes que desde allí arriba se contemplaban.
Al llegar el Estopiñán a su lado le dijo el Adelantado ¿Te das cuenta, Bartolomé, que este es el pico más alto que se conoce? Los indígenas creen que aquí, encerrado en este volcán, vive su diablo, el maligno demonio Guayota. El Adelantado, lleno de orgullo, gritó: ¡Soy el primer hombre que llega tan alto! ¡El primero que divisa todas las islas juntas y la costa del continente que tenemos que conquistar!
Ubay quedó en silencio, llorando en su interior, recordando que, de niño, cuando guardaba las cabras en Las Cañadas entre Guajara y Echeyde, una de las primeras pruebas que pasaban para considerarse adultos era subir a lo alto de Echeyde.
Francisco Javier González.
Gomera a 16 de julio de 2022, mientras por la calle pasa la procesión de El Carmen y la visión del Teide coronando la isla de Tenerife se va perdiendo en el anochecer.
Adenda: A petición de Joel Márquez hago constar que esta vez no es un «cuentistoria» en que los hechos son reales. Los personajes existieron todos, pero no creo que ninguno de ellos tuviera la más mínima intención de subir a la cima del Teide. Allí no había nada que robar ni terrenos a repartir, así que ¿a qué subir? Lo que trato de poner de relieve es la resiliencia guanche, esclavizado y cristianizado pero su espíritu perdura frente a los agresores.
Como el término «resiliencia» lo ha puesto de moda la posición política del actual presidente del gobierno español copio la «traducción» de la RAE.
- f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
- f. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.