Drago Canarias apoya las peticiones sobre infraestructuras viales de los vecinos de Almatriche, en Las Palmas de Gran Canaria
La organización defiende que el estado de abandono en el que se encuentran las infraestructuras viales del barrio es intolerable
Los vecinos denuncian que a diario ponen en riesgo su integridad física y reclaman un acceso peatonal que permita una movilidad digna y segura
Drago Canarias se suma a las peticiones de los vecinos del barrio de Almatriche, en Las Palmas de Gran Canaria, que llevan varios años reclamando mejoras en las infraestructuras viales que les permitan acceder a pie y de manera segura a sus viviendas.
A diario, los vecinos de Almatriche Alto asumen la peligrosidad de transitar por el arcén de la carretera GC-310, a su paso por el citado barrio, poniendo en juego su propia integridad física, ya que, de hecho, se han producido varios atropellos; una vía que se encuentra en estado de abandono, que carece de mantenimiento alguno y que desde hace año y medio es de titularidad municipal, pero sobre la que el Ayuntamiento de la ciudad no ha adoptado medidas.
La carretera carece de aceras en gran parte de su recorrido, y los espacios peatonales que existen son estrechos y están invadidos por malas hierbas, escombros y suciedad. Además, se trata de una vía con gran afluencia de vehículos, lo que supone un serio peligro para los vecinos que deciden salir a pie del barrio.
Tras un largo periplo burocrático, en septiembre de 2022 se produjo el cambio de titularidad de la carretera de Almatriche desde el Cabildo de Gran Canaria al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con la intención de abordar las peticiones vecinales en seguridad y movilidad. Sin embargo, hasta el momento no se aprecia ninguna mejora al respecto en el tramo de Almatriche Alto.
Las personas que residen en el municipio reivindican, a corto plazo, el prometido plan de limpieza de choque en la zona, especialmente en la carretera general, para así garantizar su seguridad con el desbroce de buena parte del arcén invadido por la conocida plaga vegetal del rabo de gato, además de mejoras en el alumbrado y en la señalética. Y aún más importante, una solución definitiva a la movilidad para superar el aislamiento peatonal que sufre el barrio en su conectividad con otras zonas, como la creación de nuevas aceras o pasos que garanticen la seguridad.