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El final de su mundo será el comienzo del nuestro

Cambiar el rumbo de los acontecimientos hacia un destino con  perspectivas más optimistas, depende de cada individuo en su acción personal, siempre y cuando se entienda la inevitabilidad del destino colectivo humano”

Vivimos tiempos complejos, que comportan retos nunca antes afrontados por las sociedades del llamado “primer mundo”. Son acontecimientos históricos que traen consigo desafíos y pese a lo dramático del contexto, sabemos que todo desafío viene acompañado de nuevas oportunidades. La situación se vuelve insostenible en las sociedades en donde los estándares de vida eran relativamente elevados, mientras que para aquellas en las que  la situación era ya de por sí extrema, la previsión es realmente apocalíptica.

El mundo entero se enfrenta a un abismo de oscuridad e incertidumbre y más allá de análisis socioeconómicos o políticos, la realidad es que dicho agujero es un foso cavado por nuestro propio egoísmo y ceguera, durante un tiempo en el que mucha gente parecía vivir una ensoñación de abundancia ilimitada que se ha terminado por demostrar mera ficción.

… mucha gente parecía vivir una ensoñación de abundancia ilimitada que se ha terminado por demostrar mera ficción.

Estábamos distraídos, algunos más que otros, como individuos y como sociedad. No supimos o no quisimos atender los mensajes de desesperación, de pueblos a los que venimos viendo morir en crueles guerras sin fin, bajo epidemias que parecían lejanas y exclusivas de países empobrecidos, así como sufriendo el desmantelamiento de  sus redes de apoyo humano tradicionales bajo la migración forzosa o acabando entregados a la esclavitud moderna de la ilegalidad transfronteriza.

Ya sea damnificados por catástrofes naturales para los que nunca estuvieron preparados, ya sea pereciendo a causa de la sed y el hambre bajo gobiernos corruptos, el destino de millones de personas ha sido una constante de sufrimientos debido a causas políticas, es decir son el resultado de conflictos que libran élites libres de las consecuencias de sus propias disputas de poder. Pero su abismo, ahora es también el  nuestro. No se trata de sentirnos culpables, aunque sí en parte responsables. Lo  cierto es que de alguna manera nos han venido preparando para lo que ahora nos toca enfrentar sin pantallas de por medio, en primera persona

La imaginación es la más poderosa de las capacidades humanas. En ésta estriba la fórmula por la cual la conciencia crea la realidad en la que nos desenvolvemos como personas, esto es como individuos y como partes de un colectivo. Y los poderosos lo saben bien.  Por eso se han empeñado en controlarla bajo una sistemática operación de coercitiva propaganda.

Películas y series de zombis, cataclismos, monstruos, invasiones extraterrestres, terroristas despiadados e inmisericordes, psicópatas asesinos o videojuegos de alto contenido bélico, figuran entre otras muchas fórmulas de manipulación y proyección dirigidas a cooptar y sobrecargar de emociones  la imaginación colectiva y por tanto secuestrar la conciencia en sí misma. Un modelo de ocio despilfarrador y una estructura social desigual, en la que el derroche viene asumido como un símbolo de bienestar, es un modelo avocado a perecer bajo el peso de su propio cinismo.

En definitiva, toda esta ofensiva audiovisual, intelectual y moral con la que hemos sido bombardeados durante décadas, es en realidad una herramienta de control masivo. Si controlas la conciencia de la gente y marcas los contenidos, límites y escenarios en los que la imaginación pueda proyectarse, estás alcanzando el sumun de la represión. No hace falta perseguir ni penalizar al que es libre de imaginar y crear la realidad a su antojo, pues sencillamente ya se han encargado de materializar un mundo bien delimitado, sea bajo ficción o no, y de este modo entablillar el pensamiento de las masas bajo un imaginario deseable, condicionando de este modo el poder creativo de cada individuo.Esto en la práctica significa su propia sumisión inconsciente a parámetros de pensamiento y por tanto de realidad marcados sutilmente por la acción de la propaganda más efectiva: La que no deja lugara alternativas, por ocuparlo todo.

Si controlas la conciencia de la gente y marcas los contenidos, límites y escenarios en los que la imaginación pueda proyectarse, estás alcanzando el sumun de la represión.

Este es el escenario orwelliano que se presenta y que mucha gente se ha encargado de identificar, lanzando llamadas de alerta en un océano de confusión y sobrecarga mediática. Llamadas que quedaron a la deriva como mensaje en botella. Pero los mensajes embotellados también llegan a destino, con suerte y llevados de las corrientes propicias y tal como decíamos, la calamidad del derrumbe, ofrece oportunidades de transformación decisivos para los individuos y sus sociedades.

Son los tiempos de grandes crisis previas al desplome de las formas de poder centralizadas tras una era de predominancia ideológica y militar, los que han albergado en sus inercias violentas y a la vez revolucionarias, también semillas de progreso y evolución. Cambiar el rumbo de los acontecimientos hacia un destino con  perspectivas más optimistas, depende de cada individuo en su acción personal, siempre y cuando se entienda la inevitabilidad del destino colectivo humano.  Entender esto implica hacerse responsable de las propias acciones y hoy día más precisamente, pasa por desvelar el significado de la existencia misma en toda su amplitud.

Nuestros ancestros, vivieron un sin fin de tragedias, derivadas de una historia en donde la injusticia, la opresión, el egoísmo y el fanatismo cosecharon millones de almas en un cíclico sacrificio de sangre. Pero de entre todas las victimas, muchas tomaron parte y discutieron la historia, insignificantes en apariencia, a los grandes líderes y amos del mundo. Su ejemplo valiente, su fe incombustible y sobre todo su sed de justicia, llevó a estas antorchas humanas del servicio a los demás, a dejar huella a su manera y gracias a ellas y a ellos, hoy albergamos cierta esperanza. Sus heroicas vidas y ejemplos a seguir, escribieron historias de lucha y superación reconfortantes, pese a todo. Tomar parte asegura que nuestra conciencia se vea confrontada a la realidad que plantea el pensamiento dominante instalado en la cultura humana, tras  siglos de condicionamiento civilizador. En esa confrontación, la conciencia bien puede sucumbir a la certeza inoculada por el poder y su lógica antagonista, bien puede tomar noción de si misma y cuando esto último sucede, nos volvemos irremisiblemente libres.

En estos días, se evidencia la necesidad urgente de reorganizar tejidos sociales de apoyo mutuo, cooperación y empoderamiento de base, en pos de un entendimiento que conduzca a un organismo autosuficiente que llegado el momento, pudiera suponer una alternativa viable al modelo derrocado. Plantearnos el dejar atrás guerras tribales, odios, rencores y antipatías, para priorizar aquellas veredas de entendimiento y afinidad. Las ideas políticas evolucionan con el tiempo, si bien repiten lógicas características de la propia conducta humana, en sus dimensiones biológica y atemporal. Es por tanto necesario en esta época, en la que toca afrontar pruebas quizás nunca antes experimentadas por nuestra especie, desarrollar un conocimiento de índole espiritual, que ayude a soportar ciertos trances previsibles y poco halagüeños.

Tenemos un nuevo mundo por delante. De nosotros depende dejar atrás un mundo habitable para los que habrán de llegar y ocupar nuestro lugar bajo el cielo. El camino del auto-reconocimiento conduce a  la victoria de las fuerzas benignas y protectoras del ser, ante los impulsos más oscuros y perniciosos que habitan la psiquis humana. Es la hora de hacer de nuestra natural vocación colectiva el edifico para el desarrollo de nuestra comunidad en orden de restaurar a nuestra gente su tradicional grandeza. Mayor sea el desafío, mayor es la oportunidad de avanzar como seres conscientes manifestados tanto individualmente como personas,  como en el ser colectivo. Estar en paz con uno mismo, brinda la posibilidad de cohabitar en paz y armonía con tus semejantes y con la diversidad de formas de vida que pueblan este viejo mundo y los nuevos que están aún por llegar. Mundos que están esperando a que nuestra imaginación recupere el espacio perdido y los redibuje, poblados de bondad, empatía, respeto, cariño y amistad.

Carlos A. Guilarte 




3 comentarios en «El final de su mundo será el comienzo del nuestro»

  • Un corazón y una mente que dan buenas esperanzas para un humanismo renovado.

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  • Estimado Carlos A. Guilarte…realmente sublime, lúcido y acorde con mi sentir existencial para esta humanidad y su futuro.

    No tengo duda de que es el primer paso “doloroso” previo a la salida de la Caverna. Todo “deshielo” que acompaña a la salida de la oscuridad, conlleva dolor…y así es este Tiempo del Planeta desde que su Latido incrementó el ritmo de crecimiento tras haber entrado en fiebre de Amor manifestado en el Calor creciente para quienes bajo sus alas maduran hasta eclosionar y salir del cascarón en vuelo hacia el espacio de solo Luz…ya sin sombras que nos pudieran volver a confundir como en la Caverna.

    Espacio de libertad donde la luz de la “noche” es como un atardecer de la Tierra que quedó atrás….La misma Tierra Madre que hizo nacer el Nuevo espacio que habitaremos (será el comienzo de nuestro tiempo como bien dices Carlos)…La vieja Raíz Madre del joven Árbol Universo entero…. que a modo de Gallina va poniendo Huevos de Luz en el universo oscuro, dando a luz Soles para que los podamos habitar como estrellitas cuando finalizamos los mundos y vidas atribuladas que hemos creado en este Portal-planeta de nacer entre Sol y Luna…entre la Estrella y los animales.

    Larga vida Carlos…en el Universo infinito que cada uno lo tenemos que ir creando en el arriba de nuestra mente, con las imágenes creadas por la savia de la raíz de un corazón noble que va volcando su luz en palabras de amor que vuelan hacia ese Espacio a estrenar…donde espero encontrarnos.

    Abrazos.

    Julen

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  • Bastante complejo el artículo, engloba muchos conceptos, ideas de necesario planteamiento vital y como humanidad. Es momento de organizarnos, de dibujar el horizonte donde queremos que nuestros hijos desarrollen su libertad. Está claro que en esta centuria que nos ha tocado vivir devienen cambios duros, de índole mundial. Es hora de colectivizar, armar redes de solidaridad, plantar los campos. Yo también creo que este impás puede ser una oportunidad.

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