El nuevo ecologismo (de salón)
Los políticos y los empresarios de la construcción deben estar frotándose los ojos, no se pueden creer cómo en pocos años el movimiento ecologista en Tenerife se ha transformado hasta tal punto que se movilizan (de aquella manera claro está y básicamente por las redes) para acabar con los montículos de piedras que hacen los guiris en la desembocadura de un barranco en Adeje y, sin embargo, no chistan cuando unos metros más allá el Ayuntamiento retira con palas mecánicas esas mismas piedras y las amontona al final de la playa, La Enramada, donde hace unos años sencillamente molieron las piedras que se siguen resistiendo a abandonar su lugar natural.
¿Qué el presidente del Cabildo anuncia cuatro hoteles más para la costa de su municipio en 2021? Nadie chista. ¿Qué presentan un nuevo puerto innecesario en Playa Santiago? Ni mu. ¿Qué arrasan por el mejor suelo agrícola de Teno para pasar una autopista? Tranquilos todos. ¿Qué se emperretan en sacar Fonsalía mientras pararon Agaete con indemnizaciones millonarias? No pasa nada, que buenos son que pararon Agaete que técnicamente debe ser el único puerto canario que necesitaba mejoras por su importancia estratégica. ¿Qué el valle de Santiago del Teide no lo conocerá ni la madre que lo parió por el piche? Tranquilos todos que los ecosocialistas dijeron sí en su momento desde el Cabildo. ¿Qué comienzan los accesos por carretera para un circuito homologable para Fórmula I? Como si nada. ¿Otra autopista por detrás de Los Rodeos? Fantástico porque la piden los nuestros…
Eso sí, que unos jóvenes mueven un poco de tierra y unas piedras para dar unos saltos con la bici y tremendo crimen y tremenda armada en el Facebook. En fin, de quién es el mérito no sé, pero el gran sueño de los yonkis del hormigón se ha conseguido: un pseudoecologismo de salón que no se mete con los grandes crímenes ambientales y dedicado a perseguir al vecino que echa la cagada por fuera de la bacinilla, a los gatos o a las cabras. ¡Quién pudo soñar cosa semejante hace apenas una década!
J.J. Afonso
