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Independentistas en su jaula interior: la necesidad de salir del armario

«Aspirar a ser libre y negarte a ti mismo esa libertad, es aún peor que ser esclavo de otro, porque las cadenas interiores nunca terminan de limarse»

La peor prisión es la que se instala en nuestro interior. El peor carcelero, nosotros mismos. La mayor condena es aquella que se instala en nuestra mente. Aspirar a ser libre y negarte a ti mismo esa libertad, es aún peor que ser esclavo de otro, porque las cadenas interiores nunca terminan de limarse. Muchas de estas máximas son aplicables al independentismo canario. Al menos a ese independentismo que se niega a salir de su propia jaula, para al menos tener una oportunidad de romper los barrotes de su otra jaula mayor, la del Estado español. De tanto estar quieto, de tanto permanecer en su nido, ha terminado olvidando volar. Encerrado en sí mismo, olvidó en qué consiste tomar impulso, ganar altura, otear el paisaje y desde ahí sentirse capaz.

Hace más de 40 años, ese «polluelo» aún, fue casi destrozado por una águila imperial con yugo y flechas. El «bicho» supo esparcir sus alas, quebró sus patas, hundió sus garras en el costado y lo tuvo al borde de su desaparición por años. Aún así no murió, más bien han sido unas inexplicables ganas de morirse las que han puesto en peligro más veces su vida. Porque esa es la realidad; el independentismo canario ha hecho más veces por inmolarse, por querer invocar aquel Vacaguaré aborigen y dejarse morir, que golpes reales le haya seguido infringiendo a la luz del día el mismísimo colonialismo español. Pareciera como si le hubiéramos cogido el gusto a la jaula, al armario oscuro, a la celda interior.

No son éstas palabras de reproche, ni teniques que persigan lapidar a personas o colectivos concretos. De eso también estamos hartos. Y es que en ese viaje al fondo de nuestro armario también hemos estado sobrados de eso. Hablamos desde un espíritu sano de reflexión, de superación, de liberación de nuestro propio colonialismo interior. Hemos querido descolonizarnos de España y por el camino colonizamos de obstáculos nuestra primer objetivo de liberación: nosotros mismos.

Si el Independentismo canario quiere salir del armario debe vencer sus propios miedos, sus propios prejuicios, sus propias fallas de autoestima. No es posible seguir dentro del armario, llorando, culpando de todos sus males a un colonialismo que hasta le ha dejado de prestar atención porque lo considera insignificante. Más aún, ese acomodo en el interior del armario colonial, le ha hecho considerar que ni siquiera una puerta entreabierta puede ser una oportunidad para su libertad. Es como aquel pájaro palmero que viendo el hueco para escapar, prefiere buscar una esquina dentro de su penal. Ahí es donde se encuadran los llamados a la abstención o voto nulo, en la crítica estéril hacia el que decidió dar el paso para intentar salir de la jaula, salir del bucle, huir del lamento, burlar la resignación.

El Independentismo canario no sólo debe salir de su jaula interior, salir del armario. También debe desprenderse de ropajes apolillados, de trajes con tallaje que no responden al cuerpo social en el que un día encajó. Abandonar las plumas y los colores chillones para reivindicar su diferencia y ser diferente sin tener por ello que parecerse a otros, porque la sustancial diferencia ya tiene suficiente para darle identidad: luchar por la libertad en todos los frentes.

Rompamos la jaula, salgamos todos del armario, ganemos la libertad de ser la mejor expresión de nosotros mismos, Independentistas canarios del siglo XXI. Independentistas capaces de dejar de estigmatizar y crucificar a los propios, ser aliado real de nuestro pueblo y no una vanguardia que sólo saca la cabeza para dar coscorrones en vez de soluciones. Descolonizemos nuestras mentes para atrevernos a proponerle a nuestro pueblo una Descolonización mayor. Ganemos la independencia de nuestros moldes y demostremos que esa liberación nacional y social de la que hablamos y ansiamos es un horizonte de verdad para mejor.

Salir del armario estos días pasa por dar pasos distintos, por atrevernos a empujar nuestra propia puerta, romper nuestros propios barrotes mentales y afirmamos en nuestra voluntad de que, cueste lo que cueste, se acabó ser esclavos de nosotros mismos.

Por la Descolonización e Independencia de Canarias… y también del independentismo ramplón. La construcción de ese independentismo libre está en manos de todos. Nunca más carceleros ni rehenes de nosotros mismos. Apoyemos a nuestras organizaciones. Hagámonos fuertes. Ganemos músculo. Derribemos de una vez todos nuestros muros, nuestros barrotes, el armario interior y VENCEREMOS.

José Carlos Martín

Movimiento Hij@s de Canarias




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