La endiablada decisión de Carlos Alonso
Yo he visto cosas que ustedes no creerían… He visto, más allá de Orión, arrastrar plataformas petrolíferas convertidas en chatarra contaminante hasta atracarlas en el puerto de Granadilla. He visto los inquietantes ojos de Bermúdez brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Pero sobre todo, he visto a la Virgen de Candelaria presidiendo las sesiones del Cabildo de Tenerife… Todos esos momentos no se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia, gracias a la desvergüenza política de nuestro preboste insular, Carlos Alonso.
En una agresiva nota de prensa, Guayota, el demonio morador del Teide, señor de nigromantes y espíritus malignos en general, ha reclamado tal honor para él. En el comunicado advierte que si la Virgen de Candelaria ha estado presente desde hace sólo 500 años en la religión, la cultura, la música y el arte de los canarios, como afirma el director insular de Cultura del Cabildo y defensor de la propuesta, José Luis Rivero, él lo ha estado desde los primeros tiempos de los fenómenos magmáticos que dieron lugar a nuestro Archipiélago y, por lo tanto, tiene prelación para ocupar ese puesto honorífico. A su vez, uno de sus voceros y responsable de los tibicenas de grandes y afilados colmillos, ha afirmado entre gruñidos amenazantes que el único causante del desaguisado es el presidente del Cabildo y su afán de manipular tanto los sentimientos como las creencias religiosas de nuestro pueblo para su beneficio y el de su partido, considerando estos hechos de extrema gravedad que tendrán consecuencias inmediatas.
Esas consecuencias no se han hecho esperar. Según ha informado Radio Cacharrito, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha percibido una inusitada actividad sísmica. “Hemos detectado varios enjambres sísmicos en toda la Isla, pero los más preocupante son los que afectan a la sede de Coalición Canaria, los despachos, pasillos y salones del Palacio Insular y los aledaños de la casa de D. Carlos Alonso”, ha informado Nemesio Pérez, director científico del citado Instituto, añadiendo que ya se han desplazado a los lugares críticos personal de Protección Civil y Seguridad Ciudadana, así como bomberos y miembros del 112, sin que hasta el momento se haya producido nada especialmente destacable.
A esta horas, la pelota está en el tejado de Coalición Canaria, más concretamente en el del presidente del Cabildo, ya que más de uno de sus competidores políticos mantienen que lo que realmente le hubiera gustado es ser él mismo la Virgen de Candelaria y poder gobernar a base de decretos divinos. Por el contrario, los que no quieren que la religión contamine la política, ven que este neocón pseudoguanche, casposo y sin un adarme de vergüenza no duda en manosear y manipular las creencias y sentimientos más acendrados de nuestro pueblo para ganar un puñado de votos y eternizarse en la vida política de las Islas.
Pero el viejo Guayota no permite competencias desleales: “¡Para demonio yo!” –le oyó gritar un turista alemán que se asomó al borde del cráter–“¡Fuera las malas imitaciones!” Mientras, de las entrañas del Padre Teide surgían inusitadamente enormes fumarolas verde-amarillentas y superapestosas (más o menos como las microalgas marinas del verano pasado), que hicieron que el curioso y desdichado alemán, chamuscados los erizados cabellos, saliera corriendo montaña abajo y no parara hasta caer exhausto a la puerta del ambulatorio de Guía, donde fue atendido por el personal sanitario.
La prensa alemana ha resaltado el extraño suceso y el sector turístico insular empieza a alarmarse. Mientras, el súbdito germano se recupera a duras penas. Es la primera víctima del nefasto giro político-religioso de ese diablejo cabildicio, que no respeta ni lo más sagrado.
Ramón Afonso