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La fiesta de la apología del terrorismo, perdón “del pilar”, “de la hispanidad” o “de la raza” según el antepenúltimo dictador, Franco

El delito de apología del terrorismo. Otro 12 de octubre y ya van demasiados el régimen monárquico y colonial español se dispone a celebrar la fiesta que, con todo boato, ensalza el genocidio canario-americano, cuyo inicio tuvo lugar tan pronto como el año 1402 con el primer asentamiento del colonialismo en el Rubicón, Titerroygakat (Lanzarote) y, en lo que a Canaria se refiere, la guerra se extendió hasta 1495 con la claudicación de Chinet (Tenerife), casi un siglo de fuego, sangre y muerte, de virulentos enfrentamientos debido a la crueldad y violencia de un régimen en aquel momento gobernado por los reyes mal denominados católicos y cuyo talante no ha cambiado ni un ápice como lo demuestra la ingente represión contra el pueblo catalán, con cerca de un millar de heridos, intentando impedir que, de forma democrática, pacífica y pacifista, manifestara su opinión mediante el referéndum de autodeterminación convocado el pasado 1 de octubre de 2017

El descubrimiento del colonialismo español. El 1492, tres años antes de la claudicación de Chinet, arribaron tres carabelas en el continente americano, al mando del genocida denominado Cristobal Colón en su pretendido viaje a la India lo que les valió el gentilicio de indios a los americanos convencido como estaba el tal Colón de haber alcanzado tierras habitadas por los hindúes, iniciándose una masacre que, según las últimas investigaciones, arrasó con 90 millones de personas, mediante los crímenes y torturas más horrendos que mente alguna, por pervertida que sea, pudiera imaginar, descritos por Fray Bartolomé de las Casas en su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”. 

En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su Hacedor y Creador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte hasta hoy, y hoy en ese día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales della doscientas personas” (Op Cit p 15).

La causa porque han muerto y destruido tantas y tales y tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin el oro y henchirse de riquezas en muy breves días  y subir a estado muy altos y sin proporción de sus personas, conviene a saber: por la insaciable codicia y ambición que han tenido, que ha sido la mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices y tan ricas, y las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas, a las cuales no han tenido más respecto ni ellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad, por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo) no digo que de bestias, porque pluguiera a Dios que como a bestias las hubieran tratado y estimado, pero como y menos que estiércol de las plazas” (Op Cit p 17).

Un Estado forajido. El ultraderechista Partido Popular (PP) gobierna en la metrópoli con la connivencia y complicidad de los otros partidos de la burguesía española, el Partido Socialista Obreros Español (PSOE) y Ciudadanos (C’s), debido a que España constituye una anomalía en la historia, una nación fallida, un Estado forajido según la definición del eminente filósofo estadounidense John Rawls, partidos que han alcanzado el poder debido al analfabetismo de un damnificado pueblo que ellos mismos se han encargado de alienar política, social y culturalmente. Baste recordar que en 1910 la tasa de analfabetismo en el Estado español era del 50 por ciento. Según Carolyn P. Boyd, profesora de Historia de España de la Universidad de California, fallecida en 2015, la visión de España como símbolo de todo lo caduco del historiador decimonónico William H. Prescott predomina hasta la época contemporánea.

España sigue manteniendo dominios coloniales. Como se apuntó al principio de este escrito, España sigue manteniendo posesiones coloniales, como es el caso del Archipiélago Canario, del que sigue saqueando ingentes cantidades de dinero, por lo menos el 40 por ciento que supone el impuesto de sociedades de un producto interior bruto por encima de los cuarenta y dos mil millones de euros en el ejercicio correspondiente al año 2016, infringiendo la legislación internacional que ha suscrito y por lo tanto tiene la obligación de respetar, legislación que está por encima del retrógrado y obsoleto ordenamiento jurídico interno.

La propaganda oficial, mediante las radios y televisiones sufragadas por todos nosotros, emite continuamente soflamas en favor de la vergonzosa celebración festiva del 12 de octubre, en el que no hay nada que celebrar, con el eslogan “orgullosos de ser españoles”, orgullo con el que no nos identificamos los canarios y canarias, en primer lugar porque no somos españoles y luego porque, como afirmara el político conservador Cánovas del Castillo, “español es todo aquel que no puede ser otra cosa”.

Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario

 

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