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¿Y si gobernaran PSOE y UP? Sobre el artículo de Pablo Iglesias

“Evidentemente, si gana la derecha dura estaremos peor, pero esto no justifica volver al chantaje de “vótame a mi” para “que no gane el otro” y seguir desarmados y desorganizados como lo estamos”

Pablo Iglesias ha publicado un artículo en CTXT donde nos vende la vieja confiable de vótame (en este caso, vota al partido en el que él militaba) para que no venga la derecha, un argumento que, al parecer, es novedoso y hay que tomarse en serio. Debe de ser lo nunca antes visto en España, sí.

Los argumentos de Iglesias son dignos de analizar. Pasemos a ellos:

  1. Vox, debido a su españolismo, atentaría contra la plurinacionalidad e ilegalizaría a partidos independentistas. Tenemos que tener mucho miedo a Vox porque quiere ilegalizar partidos independentistas.

  2. Felipe VI es el monarca de la derecha, al contrario que Juan Carlos I que, al parecer era tan progresista el hombre que hasta “sedujo” a fuerzas políticas “progresistas” como el PSOE de González y al PCE de Carrillo.

  3. Tampoco se olvidó el hombre de vender un poquito de mitología sobre la idílica transición “democrática”: “De la transición española que cerraron el 23F y la abrumadora victoria de Felipe González en el 82, surgió un sistema de partidos determinante para asegurar la estabilidad de nuestro sistema político, pacificar los conflictos derivados de la plurinacionalidad y organizar la modernización económica española en el marco de la división europea del trabajo”.

  4. Según Iglesias, este equilibrio político del régimen entró en crisis por dos razones: “¿Qué ha pasado en los últimos 10 años para que estemos en una situación tan peligrosa si la derecha vuelve junto con la ultraderecha al Consejo de Ministros? Ha pasado el independentismo catalán y Podemos. Esos dos actores hicieron saltar por los aires el sistema de partidos en España; la única estructura de poder que los ciudadanos pueden cambiar votando. Para comprobar que esto es así basta asomarse a una sesión de control: un inédito Gobierno de coalición con ministros de Podemos y del PCE sostenido por fuerzas independentistas vascas y catalanas que tiene enfrente al PP más Vox como alternativa de gobierno”.

  5. ¿La solución de Iglesias? “¿Qué hacer? A mi juicio, las izquierdas diferentes al PSOE en todo el Estado deben aumentar su colaboración y compartir espacios de reflexión estratégica. Creo que deben asumir que la alianza de gobierno con el PSOE es, en esta coyuntura, necesaria para proteger la democracia e implementar la justicia social mediante políticas públicas.”

 

     1. La plurinacionalidad en España

Lo primero que se observa es que Iglesias señala una serie de cuestiones políticas al modo reformista, es decir, quedándose en lo superficial y evitando ir a la raíz. En consecuencia, debido a su modus operandi, por un lado, considera que determinadas conquistas progresistas entrarían en peligro exclusivamente si gobierna PP y Vox; y por otro lado habla de conquistas que, en realidad, no existen, lo cual supone falsificar la realidad.

La primera falsificación la vemos cuando habla sobre la plurinacionalidad en España. Según la narrativa de Pablo Iglesias a lo largo de su artículo, en España se ha conseguido la plurinacionalidad con la descentralización política del Estado durante la “transición democrática”. Cabe preguntarse, ¿exactamente de qué plurinacionalidad nos habla Iglesias? Si resulta que la norma suprema del ordenamiento jurídico español, la Constitución de 1978, señala de que España es una nación única e indivisible. Y, en consecuencia, la descentralización no ha significado nunca “dotar a las naciones que viven bajo el Estado español de instituciones propias”. En realidad, se trata de instituciones españolas descentralizadas. De hecho, en España el régimen nunca ha reconocido que hay varias naciones sin Estado y, por lo tanto, oprimidas.

En todo caso, lo que amenazaría Vox es a la existencia de partidos independentistas que, a día de hoy, participan con cierta naturalidad en la política española y muchos de ellos, por desgracia, se dedican simplemente a pactar y negociar con el Estado que oprime a sus naciones. Estos partidos a día de hoy están lejos de luchar por liberación nacional alguna. Lo curioso es que, al tratar esta cuestión, Iglesias nos dice que sólo con un gobierno de Vox y el PP el independentismo podría ser perseguido. El problema, la amenaza, es sólo “la derecha” (Vox, sobre todo). De nuevo, se queda en lo superficial y no va a la raíz. Desde nuestro punto de vista, el problema no son las ramas o las hojas del árbol, sino sus raíces. Vox representa las hojas y las ramas, y el régimen reaccionario “postfranquista” monárquico y burgués -el que oprime naciones y persigue a quienes tratan de erradicar la opresión nacional- es la raíz. Es por eso que, incluso bajo el actual gobierno de coalición PSOE-UP, se sigue persiguiendo a los independentistas, como ha ocurrido con los castellanistas de IzCa, partido al que el gobierno más progresista de la galaxia está intentando ilegalizar. Curiosamente, ¡Iglesias no ve peligro alguno en el PSOE para el independentismo!

Por muchas vueltas que le dé Iglesias al decirnos que sólo PP y Vox reprimirían, la realidad es que la maquinaria estatal represora avanza viento en popa, a pesar de un gobierno que grita que es progresista y que defiende una plurinacionalidad inexistente, puesto que España no reconoce derechos nacionales alguno para ninguna de las naciones que oprime (¡es que ni siquiera las reconoce como naciones!). Y cabría preguntarse si este Estado represor se ha visto engrandecido, no a pesar de este gobierno, sino gracias al mismo. No olvidemos que, el reformismo podemita (junto a IU y PCE) trajo auténtica esperanza en importantes sectores populares de un cambio y, por ello, la ideología burguesa se vio reforzada en las masas que se convencieron, todavía más si cabía, de que el Estado burgués es un instrumento que está por encima de las clases y representa el interés común de todos los ciudadanos. Dicho de otra forma, la entrada de Unidas Podemos en el gobierno ha servido para fortalecer al Estado burgués como “instrumento legítimo” que actuaría al modo paternalista para “solucionar las injusticias” y por ello se ha permitido reprimir como siempre sin ver tanta resistencia popular como en décadas pasadas.

La aplicación de la ley mordaza a niveles nunca antes vistos, en el contexto del Estado de alarma, es un claro testigo de esto que señalamos. Sin embargo, a la derecha se le permitía manifestaciones en pleno confinamiento (incluso llegamos a ver neonazis montando barricadas contra las medidas sanitarias y confrontando a la policía con total impunidad), mientras a la izquierda se la reprimía sin compasión alguna (por ejemplo, las cargas policiales en las manifestaciones antifascistas en septiembre de 2020 en Vallekas).

Finalmente debemos señalar que Podemos está lejos de defender la plurinacionalidad en España de manera realmente democrática. Desde el punto de vista de Iglesias, que es el que nos atañe ahora, la cuestión catalana debe solucionarse incondicionalmente dentro de las fronteras del Estado español, de modo que se presenta el “derecho a decidir” como “el derecho de Cataluña a decidir cómo seguir siendo parte de España”, obviando la legítima opción democrática a decidir secesionarse si tal fuese su voluntad. Es más, en la propuesta de UP para solucionar la cuestión nacional catalana se evidencia que tal coalición de partidos jamás reconocería la independencia de Cataluña. Además, su no respaldo al referendum de autodeterminación por “no cumplir la legislación vigente” (legislación que impide la secesión ya que sólo reconoce a la nación española) supone que Podemos legitima la opresión nacional del pueblo catalán. Por lo tanto, no son PP y Vox los únicos que amenazan la plurinacionalidad, ¡¡¡UP también es enemiga de la misma!!! Pues, ¿de qué vale reconocer múltiples naciones bajo el Estado español si ni siquiera se defiende la igualdad de derechos para todas ellas?, ¿de qué vale gritar plurinacionalidad muchas veces si tener un Estado nacional propio se convierte en un privilegio exclusivo de la nación española y se le niega tal derecho al resto de naciones?

Desde el punto de vista revolucionario -ese que va a la raíz-, la cuestión nacional catalana sólo puede solucionarse en contra de la legalidad vigente y reconociendo el derecho de Cataluña a obtener su propio Estado nacional si tal fuese su voluntad. Todo lo demás es defensa del nacionalismo de la nación opresora y de la política de opresión nacional del régimen reaccionario para el cual la unidad de España es sagrada e inviolable.

En síntesis, la supuesta defensa de la plurinacionalidad de Iglesias consiste, en esencia, en defender que los partidos independentistas puedan participar políticamente en las instituciones españolas descentralizadas (al menos que el PSOE trate de ilegalizar a alguno de ellos, como es el caso de IzCa) siempre y cuando cumplan la legalidad vigente y su derecho a decidir consista en decidir cómo seguir estando oprimido por España (con más o con menos autonomía) y en defender el Estado de las autonomías (que está bastante lejos de suponer reconocimiento alguno de plurinacionalidad). He aquí la lógica típica del reformismo: igual que pugna por sostener la explotación de una clase sobre otra (luchando únicamente por mejorar las condiciones de vida de la clase explotada, y no por acabar con su condición de clase explotada), pugna por sostener la opresión nacional (luchando por mantener el Estado de las Autonomías frente a una amenaza recentralizadora representada por Vox, es decir, luchando porque la nación oprimida tenga más margen de maniobra y autonomía -o incluso que conserve la que ya posee-, ¡en lugar de luchar por erradicar la opresión nacional!).

  1. El monarca de la derecha: Felipe VI

No he podido evitar reírme cuando he llegado a esta parte del artículo. ¡Sorpresa! Resulta que tenemos un monarca que gusta a la derecha, que encarna sus valores y que coincide ideológicamente con ella en la defensa de la unidad de España y la represión violenta del procés catalán. ¿Quién podría haberlo imaginado?

En esta parte del artículo Iglesias hace hincapié en una idea que se vuelve central en su discurso: Felipe VI gusta únicamente a la derecha, mientras su padre, Juan Carlos I, gustaba a todas las posiciones ideológicas porque sabía seducir a la izquierda y a la derecha. La razón es que ahora tenemos “una monarquía que ha dado por perdida a la España progresista y plurinacional y no ha parado de hacer gestos a la España oscura”.

Es curioso que sea justo ahora el momento en que, con todo lo que se está escribiendo sobre lo reaccionaria que es la nostalgia y cómo ésta idealiza y falsifica el pasado, Iglesias nos haya traído una buena dosis de auténtica nostalgia reaccionaria de “aquel equilibrio político” que había en España bajo la monarquía de Juan Carlos I el rey emérito -equilibrio existente en las mentes de los ideólogos del Régimen del 78, y también en la de Iglesias por lo que se ve- que supuso cositas tan democráticas, tan progresistas, y tan seductoras para la izquierda transformadora como la ley de partidos, el encarcelamiento de militantes antifascistas, la tortura sistemática de toda disidencia (con agresiones sexuales y violaciones incluidas), la creación de grupúsculos de mercenarios ultraderechistas a sueldo del Estado -los GAL- o el asesinato de jóvenes como Javier Fernández Quesada. Tremendamente progresista la “monarquía que sedujo al PSOE y al PCE”. Por cierto, creo que es extremadamente llamativo que en su valoración positiva del equilibrio del sistema político fruto de la “transición” y del emérito campechano, Iglesias haya olvidado absolutamente todos los escándalos en los que se encuentra envuelto Juanca el equilibrador (tan admirado y querido por un traidor como Carrillo o por un reaccionario de la talla de Felipe González) entre los que tenemos el hecho de que una parte de su fortuna la consiguió traficando con armas con personajes tan oscuros como Khassogi. Debe de ser que los que somos de izquierdas hoy no valoramos demasiado el “equilibrio” que trajo el régimen reaccionario del 78/39 y su monarquía impuesta por el genocida de Franco. Debe de ser eso.

Iglesias llega a decir que “[de] la abrumadora victoria de Felipe González en el 82, surgió un sistema de partidos determinante para asegurar la estabilidad de nuestro sistema político, pacificar los conflictos derivados de la plurinacionalidad” cuando resulta que durante esos años operaban grupos secesionistas armados y el conflicto por la cuestión nacional llegó a ser bastante serio y, de hecho, existían también varios grupos terroristas ultraderechistas que tenían en el punto de mira a militantes no sólo guerrillas urbanas marxistas y nacionalistas, sino también de partidos que no empleaban las acciones armadas. ¡Vaya manera de pacificar los conflictos derivados de la plurinacionalidad fueron los GAL!

Pero no es sólo nostalgia reaccionaria de la monarquía (presentada como progre, democrática y equilibradora) y del sistema de partidos fruto de la reforma del franquismo lo que nos ofrece el oportunista de Galapagar. También parece decirnos que el problema no es que haya, todavía, monarquía en España. ¡El problema es que el monarca apoya a la derecha y deja de lado a los progresistas! Es digno de ver lo que hace este señor por el republicanismo en España: en su “intento” de deslegitimar a la monarquía vende la idea de que ésta puede ser legítima e incluso útil y positiva para el progreso si no apoya sólo a la derecha y trata de generar grandes consensos. Es decir, la monarquía es útil y progresista cuando genera estabilidad política. Por lo tanto, Iglesias parece considerar que, si un régimen monárquico reaccionario como el español es capaz de establecer cierto orden y de seducir a las masas a través del mismo entonces no cabe crítica política al mismo, entonces no cabe luchar contra la monarquía, ¡pues también mira para los progresistas! ¡Es un rey querido por todos!, por la “izquierda” -Carrillo y González antes, por Unidas Podemos y cía ahora- y por la derecha, ¡café para todos! Y no creo que se trate de ignorancia. Hablamos de un señor que es politólogo. Es consciente de lo que escribe y de las consecuencias que tiene.

Y esto dice mucho de él. Desear que Felipe trate de ser un rey querido y “equilibrador” (generador de estabilidad política y de grandes consensos) significa apoyar a la monarquía. Lo que debe de hacerse, si se es realmente republicano, es tratar de empujar a la monarquía a una crisis, tratar de romper los consensos establecidos sobre la misma, tratar continuamente de deslegitimarla (¡sobre todo en periodos de estabilidad política!) y luchar contra la monarquía para instaurar una República. ¿Y qué hace el “amigo” Pablo? Pues en plena crisis monárquica trata de decir: necesitamos un rey que no sólo mire a la derecha porque Vox es muy malo, pues debe de mirar también a su izquierda y seducir a todos, como su padre. Advertimos: tenemos a aquí a la izquierda monárquica en acción.

  1. La crisis del sistema político

En el discurso de Iglesias se señala que la crisis del sistema de partidos -bipartidismo- ha sido causada por el nacimiento y la irrupción de Podemos y por el auge del independentismo y su apoyo al gobierno de PSOE-UP, el cual tiene en frente a PP y Vox. Señala, además, que este es el sistema que puede modificarse votando, razón por la cual le da relevancia (al fin y al cabo, su artículo lleva muy implícita la idea de que hay que votarles para parar a la derecha) y el hecho inédito de que haya miembros del PCE en el gobierno.

Estas observaciones me parecen correctas, pero las conclusiones a las que llega Iglesias no. Si bien el sistema de partidos se cambia votando, que haya un gobierno “progresista”, incluso que haya miembros del PCE en tal gobierno, no significa que la derecha sólo la encarne PP y Vox. La derecha dura reformó el franquismo y todavía está bien instaurada en el deep state, en el ejército, en la judicatura, en la monarquía y en los grandes monopolios capitalistas que tanto poder concentraron durante la dictadura militar de Franco.

Por otro lado, la crisis del bipartidismo ha dejado claro que el actual gobierno y la relativa desaparición del turnismo PSOE-PP no ha significado gran cosa. Dos parecen ser las razones: 1) que, al fin y al cabo, la “nueva política” se ha dedicado a seguir apoyando a algunas de estas dos fuerzas (UP apoya al PSOE, a pesar de sus diferencias y hasta roces; y Vox apoya al PP, a pesar de sus diferencias y hasta roces), de manera que en cierto modo sigue siendo bipartidismo y 2) que la coalición gobernante no pone en duda ninguno de los pilares fundamentales del régimen imperante y, por lo tanto, la relativa crisis del bipartidismo ha estado lejos en convertirse en una crisis de régimen. Sobre el segundo punto podríamos señalar que hemos visto más bien lo contrario: el gobierno de coalición ha tratado de cerrar la crisis que se abrió con el procés catalán, fruto de la caída de la estabilidad política y del estallido de la crisis económica a fines de 2007. Si bien lo único que ofrecía el PP era represión a Cataluña, lo cual incrementaba el conflicto y la polarización, el gobierno de coalición ha tratado de apagar el conflicto a través del diálogo, la negociación y la satisfacción, al estilo reformista, de ciertas reivindicaciones inmediatas del nacionalismo catalán (o, al menos, de los sectores del mismo dispuestos al diálogo y al pacto, ya que parece que las CUP, por ejemplo, optan por reabrir el periodo de confrontar con el Estado).

Esto quiere decir que Vox y PP no tratan de cerrar la crisis del sistema político: tal crisis la está ya tratando de cerrar Sánchez. Y ha sido tan profunda tal crisis que el régimen se ha visto en la necesidad de permitir la entrada de elementos supuestamente revolucionarios y comunistas como Enrique Santiago, y ahí está el señor haciendo lo posible por mantener la estructura reaccionaria en pie y hablando de que hay que cumplir con los deberes españoles con el imperialismo internacional.

  1. ¿Qué hacer?

Y aquí llegamos al gran banquete final, a las consecuencias prácticas de las concepciones ideológicas que emanan del artículo del ex vicepresidente. Iglesias nos dice lo que considera que debe de hacerse para evitar una victoria electoral del PP y Vox: “las izquierdas diferentes al PSOE en todo el Estado deben aumentar su colaboración y compartir espacios de reflexión estratégica. Creo que deben asumir que la alianza de gobierno con el PSOE es, en esta coyuntura, necesaria para proteger la democracia e implementar la justicia social mediante políticas públicas.”

 

Tenemos las siguientes propuestas:

  1. Colaboración de todos los partidos a la izquierda del PSOE con el PSOE, que es la pata izquierda del régimen monárquico. No nos sorprende teniendo en cuenta que Pablo Iglesias añora una monarquía estable. Y de milagro no les dice a los militantes de tales partidos que directamente vayan corriendo a la sede del PSOE y se afilien todos al partido “socialista”.

  2. ¿Y para qué colaborar con el PSOE?, ¿cuáles son las metas? Pues “defender la democracia” y “la justicia social”. Lo primero es un eufemismo: en España “defender la actual democracia” significa, en realidad, defender la reforma del franquismo que le ha dado apariencia democrática a España. Iglesias ya se olvidó de «combatir el régimen del 78” y pelear por la “verdadera ruptura democrática con el fascismo” que no se dio durante la transición. Muy lejos queda ya todo aquello de juzgar los crímenes de franquismo y condenar a todos los colaboradores de dicho régimen que se aprovecharon de la dictadura, que emplearon incluso trabajo esclavo de republicanos, que apoyaron a Hitler y contribuyeron a que a miles de nazis alemanes huyeran de la justicia viniendo al Estado español porque aquí se les daba asilo, etc. También queda lejos ya aquello de resolver la cuestión colonial saharaui debido a la responsabilidad histórica que tiene España en la misma. Sólo hay que unirse con el PSOE para dar unas cuantas migajas económicas y sociales a los trabajadores (y viendo cómo gobiernan me temo que ya ni a eso se llega), mientras no se pone en duda el carácter antidemocrático del régimen y se le defiende.

  3. Luego vuelve con la matraquilla de la plurinacionalidad para hablar de más descentralización y de buscar fórmulas confederales negociadas con el PSOE. Más de lo mismo: “Estado compartido” (nada de derecho a obtener tu propio Estado nacional), “negociación” (desde el marco de la legalidad vigente, por supuesto), etc.

  4. Y finalmente habla de lucha ideológica y cultural. Me atrevo a señalar que, viendo a dónde nos llevan sus planteamientos, la “lucha ideológica” que ofrece Iglesias es aquella que propone, como mucho, la instauración de una ideología que legitime la lucha por la simple reforma del Estado burgués español, la redistribución de la riqueza, y una mayor descentralización, y todo esto acompañado de algunas políticas que incrementen, poco a poco y sin prisas, ciertos derechos civiles y democráticos (feminismo, derechos LGTBI, etc).

Por todo esto cabe preguntarse, ¿y qué ocurre si vuelve a gobernar PSOE-UP?

El PSOE ya sabemos de qué pata cojea. No hace falta ni explicarlo. Podemos, sin embargo, aún engaña a sectores progresistas avanzados y, de hecho, Unidas Podemos representa el sector progresista más avanzado del gobierno (especialmente el PCE). ¿Y qué supone Podemos? Pues, como me permito el atrevimiento de afirmar que Iglesias se ha convertido en un ideólogo y defensor de Podemos (aunque haya abandonado la política institucional) y según lo visto hasta ahora, considero que en las cuestiones cruciales Podemos es un partido del régimen que, por cierto, se encuentra en proceso de descomposición y bancarrota (es un proyecto difícilmente rescatable a estas alturas):

A) En la cuestión de «reforma o ruptura» con el franquismo, Podemos se casa con la monarquía, asume el régimen, sus límites y aspira exclusivamente a unas pequeñas reformas del mismo: más descentralización y una monarquía “moderna” que genere estabilidad y grandes consensos.

B) En la cuestión nacional Podemos aboga por una España unida, rechazando el derecho de las naciones a la autodeterminación. Eso sí, trata de que esa unidad nacional no se imponga con palos y violencia desenfrenada como ocurrió en el 1 de octubre catalán. Pero al fin y al cabo se apuesta por la opresión nacional y mantener a través de cierta «seducción» y «convencimiento«, a naciones sin estado bajo el yugo español; basta con negociar dialogando y dar un poquito más de autonomía para evitar una posible secesión, al fin y al cabo, la unidad de España es sagrada. Aquí incluso meten goles ideológicos como plantear el derecho de las naciones a la autodeterminación como el derecho de éstas a decidir cómo permanecer dentro de España. Ojo compañeras, que igual aparece alguno hablando de que el derecho al divorcio es el derecho a decidir cómo seguir casada con tu marido, ¡no vaya a ser que se rompa la sagrada unidad matrimonial!

C) En la cuestión del imperialismo se casan con la UE, la OTAN, y el FMI. Pasaron de hablar de salirse de la OTAN a defender la permanencia de España en la misma, pero con más autonomía (y el PCE habla de “obligaciones internacionales” con el brazo armado del imperialismo). Pero no sólo esto, es que además han dado la espalda a la resistencia antiimperialista de Venezuela, han traicionado al pueblo saharaui, no han condenado las relaciones de España con las monarquías reaccionarias del Golfo Pérsico, se han olvidado completamente de Palestina y ni hablan de su legítima causa (¿de qué vale que hables de Palestina cuando estás en la oposición si luego en el gobierno eres un lacayo del sionismo?), y me temo que pronto hasta veremos un reconocimiento de la dictadura talibán…Y no olvidemos que España está llevando a cabo un incremento del saqueo colonialista del continente africano.

D) En la cuestión femenina Podemos se introduce en las filas del feminismo para reventarlo desde dentro asumiendo postulados reaccionarios y misóginos como la Teoría Queer. Lo máximo que ofrece tal partido son pequeñas reformas -positivas muchas veces, pero insuficientes- y está lejos de plantear una transformación radical de la sociedad que permita la emancipación de la mujer. Podemos ni siquiera plantea un modelo abolicionista del cáncer de la prostitución, algo que se puede comenzar incluso desde la reforma y el Estado burgués.

E) En la cuestión social Podemos aboga por mantener la esclavitud salarial de los proletarios y otras clases sociales oprimidas y explotadas, solo que ¿aumentando un poquito la redistribución de la riqueza?, viendo como cogobierna tal partido ya ni esto se hace.

F) En política migratoria desde Unidas Podemos han permitido la expulsión de desplazados y refugiados malienses a Mauritania por parte de su socio de gobierno y no han dicho nada hasta hace prácticamente dos días sobre que se ha convertido a Canarias en una cárcel de inmigrantes. De hecho, prácticamente no han combatido la política migratoria ultrareaccionaria y racista del gobierno que forman parte, y se han centrado en «combatir el racismo de los bulos de Vox» mientras no ven racismo alguno en la instauración de campos de concentración para inmigrantes africanos en los que se les somete a condiciones de frío, hambre, hacinamiento, etc. Es más, defienden la ultraderechista gestión migratoria de Grande Marlaska, impidiendo que su sede autonómica canaria pidiera la dimisión del ministro de interior por tales políticas. Y cuando Interior ordenó al ejército reprimir a migrantes (población civil desarmada) en Ceuta (aplaudido por cabecillas de la ultraderecha europea como Le Pen y Salvini, por cierto) lo único que dijeron desde UP fue que querían información de la actuación de las fuerzas militares para “conocer las cautelas que sigue el Ejército para evitar vulnerar derechos”, ¡en lugar de exigir la retirada inmediata de todas las fuerzas militares, condenar semejante barbarie racista y exigir una acogida digna!

G) Y con toda la historia de la pandemia mundial de coronavirus que estamos viviendo no se ha oído nada de reforzar la sanidad pública, la cual cada día está peor, como bien denuncian los trabajadores sanitarios. En alguna ocasión dijeron que volverían a luchar por la derogación de la ley que permite recortes y conciertos en materia sanitaria, pero quedó en simples declaraciones, como siempre.

Así pues, desde el punto de vista de los hechos todo parece indicar que votar a PSOE o a UP para que no gane PP y Vox no va a suponer gran cosa. Al fin y al cabo, este gobierno “progresista” asume la agenda de la UE tal y como la asumiría la derecha prácticamente. Evidentemente, si gana la derecha dura estaremos peor, pero esto no justifica volver al chantaje de “vótame a mi” para “que no gane el otro” y seguir desarmados y desorganizados como lo estamos. Tal cosa supondría la rendición y la derrota. Quizás sería mucho más interesante hablar de reorganizarse, armarse ideológicamente de doctrina revolucionaria y luchar por acabar con el viejo mundo burgués.

Por algo Podemos siempre dice a las masas “vótame para parar a la derecha” pero nunca dice “estudia, organízate y lucha para parar a la derecha”, lo cual es mucho más efectivo como muy claramente evidencia la experiencia histórica del movimiento obrero y del antifascismo. Lo que está en juego es la poltrona de un partido oportunista en bancarrota, pues nuestros derechos están siendo pisoteados también bajo su gobierno.

 

Cristian Sima Guerra

 

 

 

Un comentario en «¿Y si gobernaran PSOE y UP? Sobre el artículo de Pablo Iglesias»

  • De cara al independentismo catalán, lo mismo nos da que gobierne Vox y el PP, C’s está en vías de extinción, que la mal llamada izquierda del PSOE con UP.
    Las independencias han son unilaterales y desde luego, no dándole facilidades al gobierno de turno para que siga gobernando, que es lo que está haciendo ERC.
    Espero que junts no pase por esto. Bastante cachondeíto hay ya con la mesa de «diálogo» del presidente español.

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