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Canarias arde ante las mismas y repetidas insensateces de las administraciones públicas

Ahora, en la isla de Tenerife, al igual que recientemente en la isla de La Palma, una biodiversidad vegetal y animal única en el mundo es pasto de las llamas en un entorno, Canarias, oficialmente declarada como especialmente sensible a los efectos del cambio climático, e hipócritamente significada por los gobiernos de España y Canarias en situación de “Emergencia Climática”.

Esto significa que las cada vez más frecuentes e intensas olas de calor, van incrementando los riesgos para la asiduidad y voracidad de los incendios. Pero debemos aclarar que, también en este caso, el incendio viene inducido por la negligencia y temeridad de unos responsables políticos que, conocedores de la situación de especial vulnerabilidad de nuestros ecosistemas, no actúan para, al menos en las zonas interfaz, mantener los espacios forestales limpios sin perturbar los biotopos, es decir, con una cantidad de combustible que los mantenga bajo la capacidad de control. Para eso se precisa una acción permanente de recursos que acometan esas labores, en número proporcional a la masa forestal de cada isla.

Una vez declarado el trágico evento, si la actuación con medios aéreos de extinción se produce desde un primer momento, la magnitud no sería de las dimensiones alcanzadas. Esto convierte en imperiosa la necesidad que, en Canarias exista una dotación de recursos técnicos aéreos de rápida actuación, en disposición de actuar en la primera fase del siniestro. Sigue sin entenderse la dependencia de los hidroaviones con una tardanza de hasta 24 horas, sin que Canarias cuente aún con estos u otros aparatos como helicópteros con carga de agua superior a los actualmente utilizados.

Pero principalmente y, sobre todo, las Administraciones públicas, sin tardanza tienen que promover e impulsar la protección del medio rural, la agricultura y las actividades agropecuarias y sus efectos beneficiosos sobre la protección y defensa de los suelos cultivables, así como el consumo de producto local siendo estos los mejores factores de prevención de siniestros forestales como el actual.

Esta tragedia, además de las pérdidas en biodiversidad y económicas actuales, produce problemas directos sobre la salud y, a corto plazo, genera efectos más nocivos que aceleran el cambio climático a través de la liberación de CO2 proveniente de la propia combustión (Cifrando un día de incendio como las emisiones automovilísticas de Japón)

Pero las administraciones, en todas sus nuevas normativas, practican un lenguaje de lavado verde, llevando luego a la práctica justamente lo contrario, como su aportación decisiva en el abandono del sector primario, frente al monocultivo turístico. No se toman medidas para que, como pueblo, recuperemos un vector económico basado en la soberanía alimentaria y una fuente de riqueza social y cultural.

 

Catalina Darias Delgado

Federación Nacional de Salud de Intersindical Canaria

 

Un comentario en «Canarias arde ante las mismas y repetidas insensateces de las administraciones públicas»

  • Absolutamente de acuerdo con la escritora de este artículo. No se toca el monte durante décadas, no se deja limpiar de pinocha los márgenes de carreteras y parte del interior, no hay ni un solo hidroavión permanente, no hay cortes de acceso al monte en períodos de alerta de temperaturas etc. No se trata al monte como lo que es ya aquí, que es un parque urbano de facto.

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