El cielo puede esperar
ERA UN ÁNGEL. Cierto día plegó sus alas y se posó en mi balcón. Nos miramos. Se quedó. Somos razonablemente felices, aunque temo el inevitable momento de su partida.
Daniel Olivera
ERA UN ÁNGEL. Cierto día plegó sus alas y se posó en mi balcón. Nos miramos. Se quedó. Somos razonablemente felices, aunque temo el inevitable momento de su partida.
Daniel Olivera