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Fuerteventura y Lanzarote amenazadas por la minería submarina

La minería submarina traerá graves impactos a la biodiversidad y productividad pesquera de los montes submarinos al norte de Lanzarote y suroeste de Fuerteventura

Ecologistas en Acción, confederación ecologista de la que forma parte Ben Magec-Ecologistas en Acción, ha publicado un informe sobre los efectos que la minería submarina podrá tener en aguas españolas, entre otros los Bancos Concepción y Amanay, así como El Banquete en el norte de Lanzarote y suroeste de Fuerteventura, y recomienda una moratoria de esta actividad para proteger los montes submarinos.

Los montes submarinos del Lanzarote y Fuerteventura contienen mineralizaciones con potencial interés para la explotación comercial. La minería submarina en tales zonas tendrá graves efectos sobre la biodiversidad marina, y supone una amenaza a toda la cadena trófica, incluso a la productividad pesquera.

Ecologistas en Acción ha publicado ‘Ojos que no ven… la minería submarina en España’, un informe, donde expone los impactos que esta actividad minera puede tener sobre la biodiversidad marina y muy particularmente las de las Islas Canarias.

Además de la presencia generalizada de cobalto, las investigaciones realizadas en buena parte de los montes submarinos de Canarias mostraron ocurrencias significativas de níquel, cobre, niobio, vanadio, tierras raras, itrio, hafnio y elementos del grupo del platino. De hecho, el mapa de depósitos minerales submarinos, elaborado con la colaboración del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), apunta a la existencia de depósitos ricos en cobalto en montes submarinos situados al norte de Lanzarote y al suroeste de Fuerteventura.

Precisamente estos lugares acogen hábitats prístinos submarinos, incluyendo especies vulnerables de corales y campos de esponjas. De hecho, el Banco de la Concepción (al norte de Lanzarote) y el Espacio marino del Oriente y Sur de Lanzarote y Fuerteventura, están integrados en la Red Natura 2000 como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), pero hoy por hoy esta figura no garantiza su protección frente a la minería submarina, reivindicación que recoge el informe de Ecologistas en Acción por tratarse de zonas vulnerables albergan una biodiversidad extraordinaria aún poco conocida y sirven de hábitat y despensa para millones de especies.

La organización ecologista advierte que 2020 es un año clave, pues la Autoridad Internacional para los Fondos Marinos planea lanzar el código que regulará la extracción de minerales en alta mar. Se suma así a las numerosas voces, incluyendo ONGD, organizaciones pesqueras y la propia UE, que piden una moratoria para esta actividad mientras sus impactos potenciales no sean totalmente conocidos.

Lo que sí se sabe sobre la minería submarina es que tendrá enormes efectos sobre la biodiversidad marina en un ambiente muy poco conocido, pudiendo afectar a toda la cadena trófica y amenazando incluso la productividad pesquera.

La destrucción o extinción de especies, provocadas por la minería submarina, podría impedir además el descubrimiento de nuevas medicinas, asociadas a formas de vida de las profundidades oceánicas. Sin ir más lejos, el test de la COVID-19 se desarrolló utilizando una enzima aislada de un microbio hallado en respiraderos hidrotermales de aguas profundas, un hábitat muy escaso y ahora bajo la amenaza minera.

El informe ‘Ojos que no ven… La minería submarina en España’ hace hincapié en los riesgos que supone autorizar una actividad tan difícil de controlar y cuyas consecuencias son impredecibles. En sus páginas se explica cómo las nubes submarinas de sedimentos con metales pesados pueden desplazarse miles de kilómetros y afectar a zonas distantes; y cómo las perturbaciones de los fondos oceánicos pueden tener impactos globales, al alterar la capacidad de fijar carbono que realiza el fitoplancton.

Frente a ello, se han invertido millones de euros estatales y europeos en proyectos para el avance de la minería submarina que, según el informe, “ponen en riesgo lo que deberíamos proteger”. Además, Ecologistas en Acción denuncia cómo el Estado español ha confiado su representación en los órganos técnicos de la Autoridad Internacional para los Fondos Marinos a expertos en minería proclives a la explotación, marginando a la comunidad científica que mejor podría contribuir a la conservación y al análisis de los potenciales impactos en estos ambientes.

La organización ecologista participa en una campaña internacional que lidera la Deep Sea Coalition, una alianza de más de 80 organizaciones, que busca el establecimiento de una moratoria sobre esta actividad y promueve alternativas a la destrucción de los fondos oceánicos.

Entre las medidas propuestas, que se detallan en el informe, se incluye el máximo aprovechamiento de los materiales actualmente disponibles y el reciclaje obligatorio de residuos con contenidos metálicos. Actualmente el reciclaje de minerales como el litio, telurio o tierras raras, que se pretenden extraer de las profundidades submarinas, está por debajo del 1 %.   




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