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Nacionalismo revolucionario

 

Un texto extraído de Nacionalismo revolucionario y nacionalismo burgués (1976) de Ricardo Carpani. Lo que para algunos será “lenguaje gastado” para nosotros continúa siendo motivo de reflexión. Más allá de que ahora sepamos parte de los resultados de los procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios vividos en las décadas pasadas, más allá de que podamos dar testimonio de la desmovilización de las masas y de la interposición de nuevos actores en el escenario mundial, determinadas nociones persisten en su vigencia y otras toman actualidad con los últimos acontecimientos mundiales. En este sentido, si algo tenemos claro, es que el capitalismo global y la resistencia global al capitalismo no se pueden explicar de forma simplona apelando a un internacionalismo abstracto. Lo nacional juega un papel fundamental en el proceso de emancipación de la humanidad en una época en la que el neocolonialismo sigue formando parte de la estrategia de dominación y de desposesión de los pueblos.

 

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El nacionalismo de los trabajadores revolucionarios de las colonias y semicolonias es una instancia complementaria del internacionalismo proletario.

Lo nacional, identificado hoy día con la conciencia de clase obrera, adquiere todo su sentido humanista integral en su complementación con el internacionalismo proletario. Sólo el remedo de lo nacional, lo nacional parcializado y desfigurado, que se expresa en el nacionalismo burgués, puede concebir al internacionalismo como su contrario, restando de ese modo al sentimiento y la conciencia nacionales de los pueblos sometidos su contenido liberador de escala realmente humana.

Del mismo modo que para la burguesía, lo individual se halla contrapuesto a lo social –en tanto todas sus concepciones se fundamentan en la existencia y defensa de la propiedad privada capitalista-, también lo nacional, y por las mismas razones, es concebido por sus pensadores y políticos como contrapuesto a lo internacional.

Para el pensamiento revolucionario, en cambio, lo individual y lo social no sólo se oponen, sino que su complementariedad en el socialismo constituye la condición para el desarrollo de sus máximas potencialidades. Porque el pensamiento revolucionario no niega al individualismo en general, sino al individualismo burgués, planteando la necesidad de realización plena de lo individual a través de lo social y viceversa. Del mismo modo, lo genuinamente nacional no se halla contrapuesto al internacionalismo, sino que constituye una instancia complementaria de éste. Complementariedad en la cual las mejores características nacionales de los pueblos encuentran su máxima posibilidad de enriquecimiento y realización.

Lo individual y lo social, lo nacional y lo internacional, lejos de contraponerse, constituyen para la clase obrera instancias o aspectos de un mismo objetivo: el humanismo revolucionario socialista.

Lo individual se desarrollará al máximo a través de lo social, que en su identificación con lo nacional (una forma histórica de existir lo social), habrá de adquirir también su mayor plenitud en el internacionalismo socialista revolucionario, como expresión de aquel humanismo.

De más está decir que para los trabajadores del mundo colonial y semicolonial, ante la relativa coparticipación de vastos sectores de la clase obrera de los países centrales en la explotación imperialista de ese mundo, la marcha hacia el logro de dicho internacionalismo socialista comienza por la solidaridad activa entre los movimientos de liberación nacional de los países dependientes que sufren esa explotación. Lo que de ninguna manera significa caer en una concepción estrecha y limitada que circunscriba el internacionalismo a estos últimos países. La inevitable crisis del sistema capitalista mundial (a la cual coadyuva fundamentalmente la liberación del mundo colonial y semicolonial) irá sacando a aquellos vastos sectores obreros de los países centrales de su pasividad cómplice en la explotación imperialista efectuada por sus propias burguesías, ampliando el cauce hacia la solidaridad efectiva de los trabajadores del mundo entero”.

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