¿Participación o abstención electoral? (I)
Hasta la fecha y salvo el caso específico de Union del Pueblo Canario[1], la participación electoral de partidos independetistas o soberanistas ha sido un fracaso tras otro y sin paliativos; cada organización se ha venido presentando a las elecciones por su cuenta y riesgo, o con alianzas externas, con la pretensión cada una de ellas de ser la verdadera opción por la que todo el campo independentista debería haber votado o debería votar, denostando a las otras organizaciones, ya sea por su escasa militancia e implantación; por su línea ideológica, etc., Y así elecciones tras elecciones con los mismos procedimientos y con el vano intento de cambiar las tornas, pero con los mismos resultados.
En cualquier proceso electoral los que deciden son los votantes, condicionados, eso, sí por las campañas de propaganda. Tendríamos que tener en cuenta a este respecto tres factores fundamentales: la mentalidad de los electores, los medios de propaganda de que se disponen para llegar a ellos, frente a los de los adversarios, y las reglas que determinan el tiempo y la franjas horarias en los espacios de Radio y Televisión así como en los en los periódicos.
La mentalidad de los electores, como se sabe, es lo más difícil de modificar, por lo que, o bien nos adaptamos a ella o tenemos que asumir de antemano el fracaso y contentarnos con unos escasos miles de votos que no alcanzan para obtener representación en las instituciones, como ha venido sucediendo. Para lo que si ha servido muy negativamente es para burlarse y para que se instrumentalice en contra de los independentistas.
Los medios de propaganda de los partidos españoles y atlateres es evidente que, de una forma u otra, están subvencionados sin entrar en disquicisiones sobre su procedencia, legal o ilegal, sobrepasando con creces los límites de recursos económicos establecidos por su propia normativa, mientras que los de los canarios tenemos o se tienen que valer con sus propios recursos.
En definitiva, si se optara por participar en las elecciones los partidos y organizaciones canarias tendrían que concurrir electoralmente de forma conjunta, eso sí, sin renunciar ninguno a su posición ideológica pero sin anteponerla a la propuesta común cual es la descolonización e independencia. Ninguna de las organizaciones y partidos independentistas pueden por si mismos afrontar los procesos electorales frente a los españoles, lo que está más que demostrado, por lo que es imprescindible la agrupación de todos ellos, con la fórmula que lo haga posible. Con generosidad y patriotismo…
Continuará…
[1] En las elecciones municipales de 1979 UPC logra la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, con Manuel Bermejo; y en las generales Fernando Sagaseta es elegido diputado. Llegó a convertirse en la tercera fuerza política de Canarias.
Participación de un movimiento independiente y un partido magnánimo, valiente, vegano, libertario, honesto, culto. Serían mis credenciales.