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Sobre los sucesos migratorios en Ceuta

Rara vez los enclaves coloniales de España en África como Ceuta tienen una importancia mediática como la de estos días. Esta relevancia se debe al tema estrella de los últimos tiempos: la inmigración africana irregular. Como saben, desde el lunes 17 Marruecos facilitó la entrada a Ceuta de migrantes en situación irregular para presionar al Gobierno español, ya que éste acogió y hospitalizó en Logroño a Brahim Gali, el líder del Frente Polisario.

De esta situación merece la pena analizar dos aspectos: 1) la actuación del Gobierno español y 2) la reacción de la izquierda española.

El Gobierno español

El Gobierno español inmediatamente trató de paliar la “crisis migratoria” de la única forma que sabe: reprimiendo a los migrantes, saltándose su propia legislación en materia de extranjería para ello (miren ustedes por donde, resulta que en estos casos no escuchamos a nadie quejarse de que se está incumpliendo la ley, ¡ese argumento sólo sirve para reprimir movimientos populares y referéndums de autodeterminación que no respetan la legalidad vigente!, ¿no es así, Alberto Garzón?).

Esa represión vivió niveles muy duros. El “gobierno más progresista” de la historia de España incluso desplegó al ejército de tierra en Ceuta para reprimir a los migrantes y llevar a cabo devoluciones en caliente. Rápidamente, la ultraderecha europea, con Salvini y Le Pen a la cabeza, aplaudieron al Gobierno español por hacer lo que ellos harían: reprimir a población civil migrante y desarmada con fuerza militar, a pesar de que en este país entrar irregularmente no constituye delito, sino una simple falta administrativa. La efectividad de la represión y las devoluciones fue clara. El propio ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, explicó apenas unas horas más tarde que “España ha devuelto ya a 4.000 personas a Marruecos” y, como confirmó el Colegio de Abogados de Ceuta, las devoluciones se están realizando sin la menor formalidad y sin una asistencia jurídica de los migrantes. Además, se devolvieron migrantes menores no acompañados, ¡lo cual es ilegal!

Que el gobierno haya reprimido a los migrantes empleando al ejército es motivo más que suficiente para que se denuncie la criminal política migratoria del “gobierno del cambio”. Merece la pena señalar que esta política legitima completamente a la ultraderecha y su discurso racista por varias razones:

A) Que el Gobierno enviase al ejército a controlar la frontera con Marruecos da a entender que la inmigración irregular (recordemos que constituye una simple falta administrativa) es una problemática grave y constituye una amenaza bélica y militar para España. Por tanto, el Gobierno español ha lanzado un mensaje claro a la sociedad: ¡la llegada de migrantes que huyen de la pobreza es una invasión, hay que sacar al ejército y combatir a estas fuerzas agresoras que vienen a conquistarnos, invadirnos y saquearnos!

B) Porque sienta un precedente peligrosísimo. Ya sabemos que ante una nueva crisis migratoria España puede volver a emplear al ejército, tal y como lleva VOX exigiendo desde hace tiempo (exigencia que, como vemos, el gobierno español ha terminado por cumplir). Y encima el Gobierno español puede hacerlo con impunidad sin que absolutamente nadie le denuncie por violar derechos humanos.

C) Porque se da a entender que mandar al ejército contra miles de migrantes desesperados (de diversa nacionalidad, por cierto) es sinónimo de “ser duros con la dictadura de Marruecos” y “de oponerse a su chantaje”. De este modo, el gobierno reaccionario español (disfrazado de progresista y transformador) vende que su terrible actuación es progresista porque con ella “se opone al régimen dictatorial de Marruecos”.

La actuación del Gobierno, por lo tanto:

1. Refuerza, legitima y naturaliza el discurso de VOX y de toda la ultraderecha europea antiinmigración. Discurso ya hecho realidad en España y encima en nombre del progreso y “la soberanía nacional”. Básicamente se refuerza la idea de que al migrante hay que frenarlo poniendo a los militares. Se aplica la visión securitaria sobre las fronteras y la inmigración. El migrante es una amenaza para la estabilidad, la seguridad y la soberanía nacionales, ¡hay que detenerlo como sea!

2. Legitima el racismo más brutal y descarnado de agrupaciones fascistas y neonazis que piden por cadenas de Whats App y a través de redes sociales que se use al ejército para aplastar al “moro y al negro que vienen a invadirnos”.

3. Transmite el mensaje de que la inmigración irregular de personas pobres y desesperadas que huyen de miserias, persecuciones, guerras, etc. es un atentado contra la soberanía nacional española.

4. Da a entender a la población española que la migración es un complot marroquí para quitarle territorios a España, de modo que todo migrante es una especie de agente marroquí que viene a conquistarnos.

Esto significa que el Gobierno español, a pesar de sus discursos y de su palabrerío, sólo está defendiendo los intereses del gran capital privado y aplicando una política profundamente racista. España, como Estado, es un proyecto clasista en manos de la burguesía monopolista e imperialista española. Por eso el gobierno, fiel servidor de dicha clase social, defiende los intereses de los gigantes empresariales españoles en Marruecos y en el Sáhara Occidental. Uno de ellos es Inditex, la empresa de uno de los hombres más ricos del mundo, Amancio Ortega, la cual paga 178€ por 65 horas laborales a la semana a las trabajadoras textiles marroquíes. Pero eso no es todo, los capitalistas españoles están a la cabeza del saqueo del Sáhara Occidental ocupado y colonizado por Marruecos:

Una treintena de países está invirtiendo de manera ilegal en los territorios ocupados del Sáhara Occidental en diversos sectores, según indica un nuevo informe del Centro de Estudios y Documentación Franco-Saharaui, Ahmed Baba Miske, que señala además que las inversiones en los territorios ocupados representan un acto ilegal y una violación del derecho internacional.

España es el país que más invierte en el Sáhara Occidental con un total de 28 empresas, seguido de Francia (16) y Alemania (15). Empresas de países lejanos como Bangladesh, Singapur o Nueva Zelanda también están involucrados en inversiones ilegales en el Sáhara Occidental.

La pesca y el transporte marítimo están a la cabeza de los sectores en los que operan empresas extranjeras en el Sáhara Occidental. Las empresas extranjeras también están presentes en los sectores de energías convencionales y renovables, minería, principalmente en la minería de fosfatos, construcción, finanzas y deporte.” (ver: Cerca de 30 países invierten ilegalmente en el Sáhara Occidental ocupado, con España a la cabeza con 28 empresas).

Algunas empresas son Mercadona, que se enriquece con el saqueo pesquero del banco sahariano, Masaveu que se enriquece con el saqueo de la arena saharaui, Repsol que se enriquece con la exportación de hidrocarburos, Rodman y Urovesa que venden armas a Marruecos para que reprima a los saharauis, etc.

Por eso el Gobierno español, en lugar de confrontar con Marruecos y poner en peligro los intereses económicos de la burguesía española, opta más bien por aplastar a los migrantes (a los que el país norteafricano emplea como simple moneda de cambio), darle más dinero a Marruecos para que cierre sus fronteras y ceder a sus designios, reabriendo la causa de la Audiencia Nacional contra Brahim Gali (ver: La Audiencia Nacional reabre la querella por genocidio contra Brahim Gali y le cita a declarar el 1 de junio). Con esto ya Marruecos volvió a cerrar la frontera y la normalidad empezó a regresar paulatinamentes. Parece que si se cierra la frontera y es Marruecos quien reprime y aplasta a los migrantes no hay noticia ni escándalo alguno. Total, lo importante es restablecer las buenas relaciones y seguir sacando tajada de la explotación de la mano de obra marroquí y de los recursos del Sáhara Occidental.

Si el Gobierno español realmente deseara ser duro con Marruecos, habría tomado medidas como llevar a cabo un reconocimiento oficial, claro, contundente y explícito de la República Árabe Saharaui Democrática, pero como ya hemos comentado, eso iría en contra de los intereses económicos de la gran oligarquía española, a la que este gobierno “progresista” sirve. Como puede deducirse, la realidad es que la oligarquía española y el Majzen marroquí comparten importantes y lucrativos negocios en el expolio colonialista del Sáhara Occidental, a pesar de que algunos se empeñen en vendernos que el Estado burgués español es enemigo del Estado burgués marroquí, pero la realidad es que no. Es más, fue España quien le vendió el Sáhara a Marruecos, aunque esto parece que ha caído en el olvido.

La izquierda española

De otro lado tenemos a la lamentable izquierda española que, lejos de actuar de manera consecuente y realmente progresista, simplemente ha recurrido al clásico chovinismo español típicamente reaccionario y racista.

Un elemento de ese chovinismo es que la izquierda española habla de que “Marruecos nos chantajea”. ¿A qué «nosotros» se refieren con ese “nos”? Con ese nosotros la izquierda se refiere a «España». Pero, ¿qué es España? Pues España es (I) un Estado burgués y monárquico y (II) una cárcel de naciones oprimidas. Por tanto, hablar de “nosotros”, como si por el simple hecho de que capitalistas y obreros vivamos bajo el mismo estado implicara una comunidad o un nosotros entre explotados y explotadores, no es más que ideología liberal. Hablar de un “nosotros”, cuando hay pueblos oprimidos por España obligados a permanecer bajo sus fronteras forzosamente, es chovinismo y nacionalismo burgués español. No hay ningún nosotros entre el Estado español y mi pueblo canario oprimido y colonizado por dicho Estado.

Es importante señalar esto, pues con ese “nosotros” esta izquierda se dedica a apoyar a “su patria” (es decir, a “sus capitalistas” frente a los capitalistas marroquíes), cuando su deber es oponerse a ambos capitalistas y unirse con la clase obrera marroquí. Eso es política progresista consecuente e internacionalista. Pero la izquierda española no hace eso. Lo que hace, al exigirle al Estado español que “humille a Marruecos” (Antonio Maestre, por ejemplo), es ponerse del lado de la burguesía española, de su brazo armado, su Estado y su patria, alimentando aún más el choque de chovinismos entre las burguesías española y marroquí, y empujando a los sectores progresistas de la clase obrera de España a subirse al carro del “odio al moro”, en lugar de educarla en la fraternidad internacionalista y en el antirracismo. Aun así debemos indicar que Maestre lo hace con buenas intenciones, pues propone que España reconozca la RASD, medida totalmente acertada que los trabajadores conscientes celebraríamos, pero tenemos muy claro que no va a venir de este gobierno lacayo de los capitalistas, al menos que haya un movimiento popular que le fuerce a ello o se genere un contexto excepcional en el que la defensa de los intereses oligárquicos españoles en el norte de África conlleve el reconocimiento de la RASD (algo muy poco probable, la verdad).

Pero eso no es todo. En la izquierda española se han visto a organizaciones y voceros que han aplaudido la utilización del ejército español para reprimir y expulsar migrantes de Ceuta, y se ha dedicado a secundar la idea de que expulsando a los migrantes “se debilita a la dictadura marroquí”, cuando esto es completamente falso. Para ello han tergiversado las cosas, reproduciendo el mito de que la migración es una especie de agresión de la que España simplemente tiene “derecho a defenderse”. Es así como la izquierda española se pone a la cola del régimen del 78, justifica su racismo estructural y la violación sistemática de los derechos fundamentales de los migrantes por parte del Estado oligárquico español y su ejército.

Otro problema de la actitud de la izquierda española es que para justificar tal represión apela a la legalidad vigente (fruto de la reforma del franquismo durante la transición) y al Estado (la maquinaria que emplea la burguesía para reprimir a los movimientos populares, Hasel y muchos otros son testigo de lo que comento). Según esta “izquierda”, “acoger a los migrantes es ceder a los designios de Marruecos”, cuando la realidad es que acceder a sus designios es darle lo que pide: que España se deshaga de Brahim Gali.

La realidad es que acoger humanamente a los migrantes que llegan a Ceuta no supone ceder al chantaje marroquí. Si pensamos que esto es ceder, como hacen algunos, entonces concluiremos erróneamente que aplastar al migrante es aplastar al régimen marroquí, pero no. Aplastar al obrero migrante es de hecho fortalecer al régimen marroquí, ¡y al español!, pues así se evita que la clase obrera española se rebele contra el capitalista español, al causar que el obrero español culpe a la inmigración de sus problemas y no al injusto sistema económico que tenemos. Recrudecer la política migratoria es exigirle al Estado burgués y reaccionario español que ataque a nuestra propia clase social, solo por ser extranjera (no comunitaria europea), hablar árabe y tener la piel más oscura.

El Gobierno español y la izquierda nacionalista española al servicio de la reacción

La actuación del gobierno español y de la “izquierda” nacionalista española nos da una excelente lección de cómo no debe abordarse la cuestión migratoria y el conflicto diplomático con el régimen dictatorial marroquí.

El Gobierno español ha seguido aplicando la política racista (que por cierto los canarios llevamos meses denunciando y combatiendo sin que la izquierda española nos apoye) para contentar a su oligarquía (que saca tajada de la buena de Marruecos y el Sáhara) y a su aliado, la dictadura marroquí, que no estaba nada contenta con la hospitalización del líder del Frente Polisario. La solución era muy sencilla para “nuestro” gobierno “progresista”: reprimir a la migración (racismo puro y duro), reabrir la causa judicial contra Brahim Gali (una nueva puñalada del “gobierno español más progresista de la historia de España” al pueblo saharaui) y darle dinero a Marruecos para que cierre sus fronteras y él también reprima migrantes (internacionalización del racismo y externalización de las fronteras europeas, lo cual supone política imperialista y colonialista). Además, rápidamente el presidente Pedro Sánchez viajó a Ceuta, lo cual refleja la importancia política de la crisis diplomática con Marrueco, para “valorar la situación migratoria”, mientras que en la ruta canaria en el año 2020 murieron casi dos mil personas y todavía no tenemos noticias que de Sánchez vaya a venir por aquí a valorar la situación de los migrantes. Recuperar la normalidad con Marruecos era urgente, porque hay mucho negocio y dinero en juego, mientras que la situación migratoria en Canarias no pone en duda ni las relaciones diplomáticas con otros países, ni la situación de los negocios de la oligarquía española y el capital internacional. Igual es por eso que no urge tanto. Total, sólo se trata de vidas africanas.

La izquierda española, por su parte, ha optado por recuperar el viejo chovinismo propio de los traidores de la II Internacional, respaldando a “su país”, a “sus militares” y a “sus capitalistas” y atacando y combatiendo a otros trabajadores, por el simple hecho de ser migrantes que huyen de miserias, guerras, dictaduras, etc. Es más, esta izquierda aplaudió, cual votante del PP o de VOX, que el ejército aplastara a los migrantes en “su” frontera, a pesar de que Ceuta es una posesión colonial de España en África. Esta izquierda, que confunde frenar la migración con “frenar al imperialismo y al globalismo que quiere potenciar las migraciones” o, en este caso, con “debilitar al régimen marroquí”, olvida la lección que nos ofreció la revolución rusa y su líder, Lenin:

“El capitalismo ha dado lugar a una forma especial de migración de naciones. Los países industriales en rápido desarrollo, que introducen maquinaria a gran escala y expulsan a los países atrasados del mercado mundial, aumentan los salarios en casa por encima de la tasa promedio y, por lo tanto, atraen proletarios de los países atrasados. […]. El capitalismo avanzado los absorbe a la fuerza a su órbita, los arranca de sus regiones lejanas en las que viven, los hace partícipes del movimiento histórico-mundial y los enfrenta cara a cara con la poderosa clase unida e internacional de propietarios industriales.

No cabe duda de que la pobreza extrema obliga a las personas a abandonar su tierra natal y que los capitalistas explotan a los trabajadores inmigrantes de la manera más descarada. Pero sólo los reaccionarios pueden cerrar los ojos ante la significación progresista de esta migración moderna de naciones.

[…]

La burguesía incita a los obreros de una nación contra los de otra en el esfuerzo por mantenerlos desunidos. Los obreros con conciencia de clase, al darse cuenta del inevitable y progresivo colapso de todas las barreras nacionales por parte del capitalismo, están tratando de ayudar a iluminar y organizar a sus compañeros de trabajo de los países atrasados”.

El mensaje de Lenin es claro: este tipo de migraciones son progresivas porque une a la clase obrera por encima de las diferencias nacionales. En países como Bélgica, Alemania, España o Francia, hay trabajadores de diferentes nacionalidades, unidos por el mundo del trabajo y la explotación. Las migraciones económicas provocadas por el capitalismo imperialista crean, paradójicamente, las condiciones materiales que permiten desarrollar una política de izquierdas antirracista, uniendo a trabajadores locales con trabajadores foráneos, lo cual permite llevar a cabo el trabajo político de la destrucción de los prejuicios nacionales y raciales y la construcción de la unidad multirracial de la clase obrera, que es internacional.

Sin embargo, la izquierda española se opone a dicha unidad multirracial de clase, y apuesta por expulsar a los obreros migrantes, aplaudiendo a su estado, su política racista y a su ejército represor. Al parecer la clase obrera no es internacional, sino blanca y española. ¡Y creen que así debilitan al régimen reaccionario de Marruecos! cuando la realidad es que los capitalistas españoles y los capitalistas marroquíes, aliados que conjuntamente se forran explotando a trabajadores marroquíes y expoliando al Sáhara, se frotan las manos viendo como trabajadores marroquíes y trabajadores españoles se odian y se pelean entre ellos. Y, no sólo eso, esta izquierda española profundamente chovinista aplaude también la externalización de la frontera española y de la Unión Europea, en lugar de denunciar que la Unión Europea que somete a España es la misma que aplasta al migrante, y que el aliado natural de España en su lucha contra la mafia de Bruselas es el obrero de los pueblos semicoloniales a los que la UE expolia, saquea, impone fronteras y reformas económicas draconianas. Pero no, según esta izquierda, ¡lo anti-imperialista es aplastar al migrante mientras se pide ayuda a la UE para ello!

No tengo la menor duda de que si España le declarara una guerra de saqueo y rapiña a Marruecos, estos chovinistas se posicionarían del lado de la burguesía española, de su brazo armado, su Estado y llamarían a las clases populares españolas a enrolarse en el ejército para ir a la guerra contra los marroquíes en “la defensa de la patria española frente al moro invasor”, en lugar de llamar a los trabajadores españoles a oponerse a la guerra colonialista (que solo beneficia a los ricos) y llamarles a unirse a los trabajadores marroquíes (paz entre pueblos y guerra entre clases). Seguramente venderían que tal guerra imperialista sería “progresista”, diciendo algo así como que España no invade Marruecos para saquear (la gloriosa España no es colonialista sino civilizadora, decía Franco), sino para llevar la democracia y liberar a los saharauis (¡sí, justo como la OTAN fue a llevar democracia a Libia y a liberar a los bereberes!). Aunque esté exagerando y especulando, estoy completamente convencido de que esto pasaría. La izquierda española está deseando invadir Marruecos y participar de una guerra colonialista, olvidando lo que decía cierto líder ruso sobre el carácter de las guerras en el imperialismo, momento de desarrollo capitalista donde, salvo las guerras de liberación nacional y las guerras civiles revolucionarias, todo lo demás es burgués y reaccionario.

Qué podemos hacer desde el Estado español: por una izquierda transformadora e internacionalista

Lo primero que debe hacer la izquierda y los movimientos sociales transformadores es llevar a cabo y de forma clara la ruptura con la izquierda chovinista y racista que, en última instancia, está defendiendo al régimen reaccionario que nos oprime, explota y empobrece.

Lo segundo es denunciar al gobierno que se dice progresista y no deja de recrudecer su racismo y el saqueo de África. No olvidemos que Sánchez anunció durante su gira africana que “esta será la década de España en África”, prometiendo que África jugará un papel mayor que América Latina en el PIB español. Es decir, que Sánchez anunció abiertamente que España aumentará el saqueo de las economías de los pueblos africanos. No olvidemos tampoco que en Canarias se han instaurado campos de concentración de migrantes y que se les bloquea aquí con arbitrariedades sistemáticas de todo tipo para que no lleguen a Europa. Y ahora incluso vimos a este gobierno criminal y supremacista sacar a los militares a las calles para reprimir y expulsar migrantes en Ceuta, ¡es el sueño de Le Pen, Salvini y Abascal hecho realidad!

Lo tercero es luchar por una acogida humanitaria de los migrantes, incluso aunque su entrada haya sido facilitada por Marruecos, pues los pueblos no son responsables ni culpables de las decisiones de sus opresores y líderes. Debemos realizar política antirracista e internacionalista, construyendo y fortaleciendo las redes de apoyo a los migrantes. Para nosotros migrar no es un delito y el migrante es nuestro hermano de clase. ¡El que nos roba va en limusina, no en patera!

Lo cuarto es denunciar que el régimen marroquí utiliza a los migrantes como moneda de cambio para conseguir sus designios, y que el gobierno español, con la meta de contentar a su oligarquía, cede gustosamente a ellos. La denuncia del régimen marroquí debe ir acompañada de la denuncia de que España es un colaborador del mismo y de que incluso Podemos, que dijo que apoyaría al Sáhara Occidental, le ha dado la espalda a los saharauis en su legítima lucha contra el colonialismo marroquí (ver: La traición de Pablo Iglesias al pueblo saharaui). Debemos insistir en este punto. España saquea al Sáhara incluso en plena guerra entre Rabat y el Frente Polisario, tras la ruptura del alto el fuego de 1991 (ver: España expolia en plena guerra).

Lo quinto es señalar que, una vez más, España viola derechos fundamentales de los migrantes, incluso reprimiéndoles con fuerza militar, con total impunidad. Nadie dimite por este brutal ejercicio de racismo institucional, nadie es cesado por ello, ni juzgado, y a España no se le ponen sanciones económicas por violar derechos humanos. Nada. Impunidad total, absoluta y silencio cómplice de los “partidos progresistas” y de ciertos medios de comunicación progresistas (esos que vieron mucho racismo en un simple cartel de vox, pero que luego no ven racismo en sacar al ejército para que vaya contra los inmigrantes). De hecho no hemos visto a nadie de Unidas Podemos (PCE, IU, Podemos) exigir la dimisión de Grande Marlaska por emplear al ejército contra los migrantes. Peor aún, ¡el PCE habló de defender la soberanía nacional! Y de Podemos solo vimos que pidieron información, pues querían “conocer las cautelas que sigue el Ejército para evitar vulnerar derechos”, ¡en lugar de exigir la retirada inmediata de todas las fuerzas militares, condenar semejante barbarie racista y exigir una acogida digna!

Y en último lugar denunciar, combatir y rechazar el discurso racista de la derecha, que utiliza esta crisis migratoria para extender el discurso del racismo y del odio. No se olvide que los partidos derechistas que odian al migrante marroquí pobre y le llaman invasor, adoran al Rey de Marruecos y callaron cuando éste amplió las aguas marroquíes, reforzando su dominio sobre el Sáhara Occidental y aproximándose peligrosamente a las aguas canarias. Curiosamente ahí no vieron expansionismo marroquí alguno

Cristian Sima Guerra

 

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