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Amílcar Cabral y la liberación nacional  

25 Mayo, Día de África. Amílcar Cabral (1924-1973), ingeniero agrónomo y escritor nacido en Guinea-Bisáu de origen caboverdiano. Máximo dirigente en la lucha independentista de la Guinea portuguesa y Cabo Verde, fue asesinado por agentes portugueses -el 20 de enero de 1973- sin ver concluido el proceso de liberación nacional. Nos legó un conjunto de textos que contienen extraordinarias reflexiones sobre los procesos de liberación y el importante papel de la cultura en la lucha anticolonial.

Amílcar Cabral piensa la liberación nacional como “retorno a la historia”; es decir, la lucha por negar la negación del proceso histórico de un pueblo. Entendiendo, precisamente, que la propia idea de pueblo no se sustancia en esencias, sino en el carácter histórico de un determinado conjunto socioeconómico. La liberación nacional implica la “normalización del proceso histórico de un pueblo” y la liberación de las fuerzas productivas nacionales de la dominación extranjera. Lo que implica entender también la lucha anticolonial como lucha contra cualquier forma de neocolonialismo.

Fragmento del discurso que Amílcar Cabral pronunció en nombre de los pueblos y de las organizaciones nacionalistas de las colonias portuguesas en la 1ª Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de África, de Asia y de América Latina (La Habana, enero de 1966).

 

La liberación nacional es el fenómeno que consiste en que un conjunto socioeconómico concreto niegue la negación de su proceso histórico. En otras palabras, la liberación nacional de un pueblo es la reconquista de su personalidad histórica y su retorno a la historia, previa destrucción de la dominación imperialista a la que estaba sometido.

Entonces, hemos visto que la característica principal y permanente de la dominación imperialista, sea cual fuere su forma, es la usurpación violenta del proceso de desarrollo de las fuerzas productivas del conjunto socioeconómico dominado. Hemos visto, también, que esa libertad, y sólo ella, garantizaba la normalización del proceso histórico de un pueblo. Luego, podemos concluir que hay liberación nacional cuando, y sólo cuando, las fuerzas productivas nacionales son simplemente liberadas de toda especie de dominación extranjera.

Se acostumbra a decir que la liberación nacional se fundamenta en el derecho, común a todos los pueblos, de disponer libremente del propio destino y que el objetivo de dicha liberación es la obtención de la independencia nacional. Aunque estemos de acuerdo con esta manera vaga y subjetiva de expresar una realidad compleja, preferimos ser objetivos. Para nosotros, sean cuales fueren las formulaciones adoptadas en el ámbito jurídico internacional, el fundamento de la liberación nacional reside en el derecho inalienable de cada pueblo a tener su propia historia; y el objetivo de la liberación nacional es la reconquista de ese derecho usurpado por el colonialismo, o sea, la liberación del proceso de desarrollo de las fuerzas productivas nacionales.

Por eso, en nuestra opinión, cualquier movimiento de liberación nacional que no tenga en consideración ese fundamento y ese objetivo podrá luchar contra el imperialismo, pero seguramente no estará luchando por la liberación nacional.

Esto implica, que teniendo en cuenta las características esenciales de la economía mundial de nuestro tiempo, así como las experiencias ya vividas en el dominio de la lucha antiimperialista, el aspecto principal de la lucha por la liberación nacional es el combate contra aquello que se ha convenido en llamar neocolonialismo. Por otro lado, si consideramos que la liberación nacional exige una mutación profunda en el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas, vemos que el fenómeno de la liberación nacional corresponde necesariamente a una revolución. Lo que importa es ser consciente de las condiciones objetivas y subjetivas en las que opera esa revolución, así como de la forma o formas de lucha más adecuadas para su cristalización”.

 Amílcar Cabral

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