¿Es lógico desde una perspectiva marxista apoyar a un proceso nacionalista de secesión en el Estado español?
“Un pueblo que oprime a otro pueblo forja sus propias cadenas”
Karl Marx
Aparentemente la respuesta es sencilla y está bastante clara: no, el nacionalismo y el marxismo son antagónicos e irreconciliables, puesto que el marxismo apuesta por el internacionalismo de los trabajadores, es decir, apuesta por la unidad de éstos por encima de las diferencias nacionales; mientras que el nacionalismo es ideología burguesa y tiende al aislamiento nacional y al chovinismo. Sin embargo, existe otra posibilidad, otra respuesta: apoyar al nacionalismo de las naciones oprimidas en sus reivindicaciones democráticas, sin caer en el chovinismo y desde una postura internacionalista y revolucionaria, rechazando no sólo el chovinismo del nacionalismo de las naciones oprimidas, sino también el nacionalismo de las naciones opresoras y dominantes. Para explicar mejor esta segunda respuesta, que es obviamente por la que me decanto, conviene hacer un breve repaso histórico de lo que propone el marxismo.
En el marxismo clásico, es decir en las obras de Marx y Engels, no hay un estudio sistemático ni una obra especialmente dedicada a la cuestión nacional. Por esta razón habitualmente se realiza un previo trabajo de recopilación de textos en los que los autores tratan el tema, encontrándose en ocasiones textos aparentemente contradictorios (o que realmente lo son). Pero es aún más habitual citar el pasaje del Manifiesto Comunista en el que se declara que “los trabajadores no tienen patria”, aunque sospechosamente se olvida citar cómo continua:
“Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la conquista del Poder político, su exaltación a clase nacional, a nación, es evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque ese sentido no coincida ni mucho menos con el de la burguesía.” [1]
¿Significa esto que Marx era nacionalista? No, significa que Marx consideraba que el proletariado buscaba ser la nueva clase dominante de la nación y por ello también posee un sentido nacional (¡aunque en un sentido diferente al de la burguesía!), al conquistar el poder político y establecer la dictadura revolucionaria del proletariado para avanzar hacia la sociedad comunista, hacia la sociedad sin clases. Ahora bien, ¿esto significa que Marx, al rechazar el nacionalismo, burgués respaldaba la opresión nacional? No, tanto Marx como Engels abogaban por la libertad de las naciones oprimidas o sojuzgadas y unían este hecho al de la revolución que eliminaría la explotación:
“En la medida y a la par que vaya desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá también la explotación de unas naciones por otras. Con el antagonismo de las clases en el seno de cada nación, se borrará la hostilidad de las naciones entre sí.” [2]
Su oposición a la opresión de las naciones fue tal que elaboraron material para oponerse a éste y aconsejaron a la Asociación Internacional de Trabajadores contribuir en la liberación de naciones oprimidas como Irlanda o Polonia. En relación a Irlanda uno de los mejores y lúcidos análisis sobre la opresión nacional lo encontramos en la carta que Marx escribió el 9 de abril de 1870 a Sigfrid Meyer y August Vogt[3]. Esto significa que Marx abogaba por la liberación de las naciones oprimidas desde una óptica internacionalista y planteando como gran objetivo la fusión de todas las naciones en el nuevo mundo, en el comunismo.
Posteriormente, con el triunfo de la revolución rusa las tesis de Lenin obtienen un gran prestigio en el movimiento comunista internacional. Lenin en sus múltiples obras y escritos intentó abordar teóricamente todos los grandes temas de interés para la revolución: la cuestión femenina, el imperialismo, el Estado, la cuestión nacional, la táctica, la estrategia, etc.
En relación a la cuestión nacional Lenin se posiciona de forma tajante: en las naciones imperialistas el movimiento revolucionario es antinacionalista y anti-imperialista, mientras que en las colonias, semi-colonias y países dependientes el movimiento revolucionario no sólo apuesta por por la liberación nacional, sino también por ser la vanguardia del mismo. La postura de Lenin, a mi entender, se basa en la búsqueda de la igualdad real de las naciones y no en el mantenimiento de la superioridad de unas naciones sobre otras. Para que dicha igualdad sea real, hay que liberar a los pueblos oprimidos, por ello Lenin apuesta por respaldar a los nacionalismos de las naciones oprimidas a causa de su contenido democrático contra la opresión nacional, pero rechazando y combatiendo aquellos aspectos que vayan contra la clase obrera e indispongan al proletariado de un país a enfrentarse a otro, y a las aspiraciones del nacionalismo burgués de esa nación por explotar y oprimir a otras naciones:
“En todo nacionalismo burgués de una nación oprimida hay un contenido democrático general contra la opresión, y a este contenido le prestamos un apoyo incondicional, apartando rigurosamente la tendencia al exclusivismo nacional, luchando contra la tendencia del burgués polaco a oprimir al hebreo, etc.” [4]
Desde este planteamiento Lenin no sólo respalda incondicionalmente a los movimientos de liberación nacional desde una perspectiva no-nacionalista, marxista e internacionalista, sino que también señala como traidores a aquellos socialistas que no estuviesen dispuestos a asumir dicha tarea:
“Los partidos socialistas que no demostraran en toda su actividad ser capaces de liberar a las naciones avasalladas y construir las relaciones con las mismas sobre la base de una unión libre -y una unión libre, sin libertad de separación, es una frase mentirosa-, esos partidos cometerían una traición al socialismo.” [5]
Ello significa que el movimiento obrero revolucionario también debe luchar por liberar a los pueblos que su propia nación oprime, de lo contrario no serían serios y verdaderos internacionalistas:
“El proletariado no puede dejar de luchar contra el mantenimiento por la fuerza de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un Estado determinado, y eso equivale justamente a luchar por el derecho a la autodeterminación. Debe exigir la libertad de separación política de las colonias y naciones que «su» nación oprime. En caso contrario, el internacionalismo del proletariado sería vacío y de palabra; ni la confianza, ni la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y la opresora serían posibles; quedaría sin desenmascarar la hipocresía de los defensores reformistas de la autodeterminación, quienes nada dicen de las naciones que «su propia» nación oprime y retiene por la fuerza en «su propio» Estado”. [6]
“El centro de gravedad de la educación internacionalista de los obreros de los países opresores tiene que estar necesariamente en la prédica y en la defensa de la libertad de separación de los países oprimidos. De otra manera, no hay internacionalismo. Tenemos el derecho y el deber de tratar de imperialista y de canalla a todo social-demócrata de una nación opresora que no realice tal propaganda.” [7]
En consecuencia, en el desarrollo teórico de Marx, Engels y Lenin vemos como desde el marxismo no sólo es posible apoyar al nacionalismo de las naciones oprimidas en sus reivindicaciones democráticas, sino que además es un deber, pues de lo contrario, el movimiento obrero de las naciones opresoras caería en el social-imperialismo.
Estas tesis de Lenin fueron trasladadas a España, al PCE, a través de la Internacional Comunista en la época estaliniana. Los comunistas Dimitri Manuilski y Stoyán Mínev (conocido popularmente como Stepanov) escribieron en 1931 una carta abierta de la Internacional Comunista al Comité Central del Partido Comunista Español, al equipo dirigente (formado por José Bullejos, Manuel Adame y Etelvino Vega) del Partido, en el que se instaba al mismo a trabajar por la liberación nacional de las patrias oprimidas por el imperialismo español: Vasconia, Galicia y Cataluña:
“El partido debe propagar por todo el país el derecho de Cataluña, Vasconia y Galicia a disponer de ellas mismas, hasta la separación. Debe defender este derecho con gran energía, entre los obreros en España, para destruir su mentalidad hostil al nacionalismo catalán, vasco y gallego.” [8]
Además, en dicha carta la Internacional Comunista acusaba al partido de no haber comprendido el potencial revolucionario de dichos nacionalismos periféricos:
“La situación presente, en la cual la lucha nacional de Cataluña, Vasconia y Galicia se ha convertido en uno de los factores más importantes del desarrollo de la revolución democrática española, crea el deber al Partido de operar un viraje serio en su política nacional.[…]. La extrema debilidad de nuestro Partido en Cataluña, que después de diez años de existencia posee un grupo totalmente débil en Barcelona, el principal centro proletario de España, es un resultado de la incomprensión del Partido Comunista en la cuestión nacional y de su actividad en este terreno.” [9]
Y, además, la Internacional Comunista planteaba que la cuestión nacional y la cuestión de clase estaban íntimamente unidas, iban de la mano:
“El Partido debe tener sobre esta cuestión tanta más actividad cuanto que los dos centros proletarios más importantes de España son precisamente Cataluña y Vizcaya, donde la explotación de la clase obrera está ligada a la opresión nacional.” [10]
Con la llegada de cuadros leninistas a la cúpula del PCE esta política se materializa. El comunista José Díaz Ramos incluso da discursos en Madrid a favor de la independencia de Cataluña, como el del 2 de junio de 1935:
“Liberación de los pueblos oprimidos por el imperialismo español. Que se conceda el derecho de regir libremente sus destinos a Catalunya, a Euskadi, a Galicia y a cuantas nacionalidades estén oprimidas por el imperialismo de España.
¿Es que va a resolver el Gobierno actual el problema de las nacionalidades oprimidas? Yo os digo que no. Y la prueba es ese proceso que se sigue por el tribunal más reaccionario del país contra los consejeros de la Generalitat. Va a recaer sobre ellos el peso de una sentencia monstruosa. Treinta años de presidio les piden, y no hay duda de que serán condenados a esa pena. ¿Y, sabéis por qué van a ser condenados? Porque ese proceso no es sólo el de los hombres a quienes se juzga. Quien va a ser condenado con esa sentencia monstruosa es todo el pueblo de Catalunya, por su rebeldía, por su levantamiento contra la opresión del imperialismo español. Y contra esa monstruosa condena, contra ese odio a la libertad de Catalunya, yo os digo lo que antes: ¿Es que no estamos obligados a luchar en la Concentración Popular Antifascista por la liberación de esos hombres, a quienes se condena como expresión del odio y la opresión imperialista? (Voces: ¡Sí, sí!) Pues entonces, camaradas, tenemos una razón más para unirnos todos: la lucha por la liberación de Catalunya, por el derecho de Catalunya y de todas las nacionalidades oprimidas a disponer de sus destinos.” [11]
Este discurso de José Díaz es de vital relevancia para comprender también lo que sucede en Canarias un año antes, en 1934, donde el Frente Único Revolucionario (FUR) señala en su programa político, en el punto cuarto, lo siguiente:
“Por la liberación de Canarias de la opresión del imperialismo español y el derecho a la autodeterminación hasta su constitución en estado independiente si tal fuese su voluntad.” [12]
Esta postura autodeterminista encuentra su origen en los planteamientos de comunistas canarios como Guillermo Ascanio Moreno que, en el año 1933, señala en un artículo titulado La Crisis Económica y el Proletariado Canario:
“No se diga que los canarios somos españoles y tenemos el derecho de intervenir y hasta de formar parte del Gobierno español, porque esta es precisamente la prueba de lo que digo, ya que cuando los canarios son ministros en Madrid, entonces tienen que gobernar para España y no para Canarias. Lo que la población laboriosa canaria necesita no son ministros en Madrid, que tienen que ser forzosamente ministros del Estado capitalista español y por lo tanto gobernar por y para los capitalistas españoles, sino que necesitan tener la posibilidad de dirigir sus propios negocios, precisan reclamar urgentemente el derecho a gobernarse por sí mismos.” [13]
Ascanio incluso considera que luchar por “el derecho a gobernarse por sí mismos” para el movimiento obrero canario es una necesidad:
“La población laboriosa de las siete islas necesita urgentemente unificar sus esfuerzos para luchar por la conquista de un gobierno propio, acomodado a todas sus características geográficas, económicas y sociales y sobre la base de destruir el poderío económico de las grandes casas exportadoras, y en general toda la gran burguesía.” [14]
Por ello, Ascanio llama a todo el movimiento obrero a unirse bajo dos premisas: (1) luchar contra el Estado español, esto es, luchar por la independencia y; al mismo tiempo, luchar contra la burguesía y el capitalismo:
“Por eso todos los obreros canarios, ya sean anarquistas, comunistas o socialistas tienen que tener en cuenta esa experiencia y dirigir su lucha decididamente contra la gran burguesía y contra los órganos del Estado español, conjuntamente.” [15]
Estas opiniones, sin embargo, no eran del todo novedosas entre comunistas canarios. En el año 1924 el comunista Rosendo Gómez Lorenzo, canario residente en México desde 1921 e hijo de uno de los fundadores del Partido Nacionalista Canario en Cuba, Luis Felipe Gómez Wangüemert, publica en El Guanche una carta en la que defiende la independencia de Canarias como proyecto revolucionario para la emancipación de la clase trabajadora:
“Mi conclusión es que ninguna campaña contra la opresión política o económica llega a tener significación libertadora y sinceridad de acción, hasta que se funde y abraza al interés y a la lucha de la clase trabajadora, libertadora en su propia esencia y en su ideal.” [15]
Debemos recordar que Ascanio veía en Canarias una realidad semi-colonial, un discurso que en Canarias se radicalizaría en pleno franquismo con el nacimiento del movimiento Canarias Libre y, posteriormente, el MPAIAC, que directamente hablarían de realidad colonial. Por otro lado, desde el extranjero también fue vista como colonia, recordemos que en 1960 (cuatro años antes de que naciera el MPAIAC y un año después de que en Gran Canaria se fundara Canarias Libre) un delegado soviético declaró en las Naciones Unidas que:
“Angola, Mozambique, la llamada Guinea portuguesa, Cabo Verde y las Islas de Santo Tomé y Príncipe son colonias de Portugal, y que Ifni, el llamado Sahara español y las Islas Canarias son colonias de España, adquiridas en todos los casos por conquistas militares que condujeron a la esclavitud de los pueblos de los territorios”. [16]
Así, países socialistas como la URSS, la República Socialista Soviética de Ucrania y Bulgaria solicitaron ese mismo año en las Naciones Unidas, en 1960, la descolonización de Canarias[17].
En conclusión, la historia de las organizaciones comunistas en España y Canarias nos indican que las tesis autodeterministas son la apuesta sincera por el internacionalismo. Lo otro, la primera posible respuesta que señalamos (la negativa a apoyar procesos independentistas en el Estado español), no es más que nacionalismo español disfrazado de internacionalismo. Lo mismo nos indica la postura de los grandes clásicos (Marx y Engels) así como el ulterior desarrollo de la cuestión a partir de Lenin, quien recoge la tradición anticolonial de Marx en relación a casos como Irlanda y Polonia, pero pensando también en lo que estaba sucediendo en América Latina, Asia y África.
Cristian Sima Guerra
Citas:
1. Karl Marx & Friedrich Engels (2013). El manifiesto comunista. Madrid: Fundación de investigaciones marxistas. Pag 73.
2. Karl Marx & Friedrich Engels (2013). El manifiesto comunista. Madrid: Fundación de investigaciones marxistas. Pag 74.
3. Carta de Marx para Sigfrid Meyer y August Vogt, 9 de abril de 1870
https://www.marxists.org/archive/marx/works/1870/letters/70_04_09.htm
4. Lenin, Vladimir Illich (1914). El derecho de las naciones a la autodeterminación, extraído de
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/derech.htm
5. Lenin, Vladimir Illich (1974). La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación. China: Ediciones en lenguas extranjeras. Pag 2
6. Lenin, Vladimir Illich (1974). La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación. China: Ediciones en lenguas extranjeras. Pag 7-8.
7. Lenin, Vladimir Illich (1977). Obras completas. Tomo XXII. Madrid: Akal Editor. Pag 373.
8. Al Comité Central del Partido Comunista de España. Carta abierta de la Internacional Comunista, mayo de 1931. Tomado de: Autor desconocido (1932). La lucha por la bolchevización del partido. Cómo el grupo sectario ha preparado su lucha contra la Internacional Comunista y el P.C. de España. Barcelona: Publicaciones Edeya (ediciones Europa y América). Pag 16.
9. Ibidem.
10. Ibidem.
11. Díaz, José (1970). Tres años de lucha. París: Editions de la Librairie du Globe. “La lucha por la unidad en plena reacción. Discurso pronunciado en el Monumental Cinema de Madrid, el 2 de junio de 1935”. Extraído de: https://www.marxists.org/espanol/diaz/1930s/tadl/01.htm
12. Constitución del Frente Único en Las Palmas. Bases sobre las que se constituye en Las Palmas el Frente Único Revolucionario por las organizaciones firmantes. Extraido de
https://prccanarias.wordpress.com/2010/06/17/documento-revolucionario/
13. Ascanio, Guillermo (1933). «El proletariado canario y la crisis económica» en El Espartaco, La Palma. Extraido de «Los comunistas canarios y la cuestión nacional» de El País Canario.
https://www.elpaiscanario.com/los-comunistas-canarios-y-la-cuestion-nacional/
14. Ibidem.
15. Ibidem.
16. Gómez Wangüemert, Rosendo (1924). «La opinión del comunismo», El Guanche, pag 13. La Habana, Cuba. Extraido de: De Paz, Manuel (1991). Wangüemert y Cuba. Tomo I. Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria. Pag 133.
17. Asamblea General de la ONU. Decimoquinto periodo de sesiones. IV Comisión 1034a, 3-11-1960. Extraido de: Garí, Domingo (2013). «Canarias en la geopolítica del franquismo durante las independencias africanas en 1960». En Geopolítica, vol 4, pp. 263-280. pag 274.
18. Utera, Federico (1996). Canarias, secreto de Estado. Episodios inéditos de la Transición política y militar en las Islas. Madrid: Fareso, S.A. Pag 6.
Tu artículo está sesgado de principio a fin. Omites que el mismo Lenin afirmaba que el derecho de autodeterminación carecía de sentido en Europa Occidental, donde las revoluciones burguesas ya habían cristalizado en una serie de estados-nación. Omites que Lenin contemplaba la autodeterminación solamente para Europa Oriental y Asia. Omites que Lenin afirmó que España tiene una composición nacional pura. Omites que el mismo José Díaz que en la Segunda República defendía la autodeterminación en España se desdijo en la Guerra Civil en un discurso donde afirma que Cataluña no son los Sudetes. Omites que Marx era partidario de la república centralizada e indivisible. Lo que has hecho es mutilar -a saber si intencionadamente – las obras de Marx y Lenin para que encajen en tu ideología secesionista. Sois unos maestros en el arte de la manipulación y la tergiversación del marxismo-leninismo.
Carlos, lo siento pero desde Galiza suscribo el artículo de Cristian. Vuestra España parece ser el principio y fin de todas las cosas. Si tan centralistas y unionistas son ustedes los nacionalistas españoles ( de derecha o izquierda, que tanto monta a efectos de supremacismo), ¿porque expulsaron a los franceses de la península y no asumieron el subyugarse bajo el águila francés para ampliar la grandeza de una república centralizada e indivisible de los trabajadores, bajo el comando de Paris? ¿Acaso porque ustedes no hablan francés? ¿o porqué ustedes no se sienten franceses? Permita que le diga que todo sería cuestión de tiempo y empeño del poder parisino para eliminar sus peculiaridades regionales. (lo mismo que ustedes, falsos marxistas españoles aprueban bajo el poder madrileño-castellano-español en el estado español).
Ya tu opinión queda invalidad al ubicar a Canarias en la «Europa occidental» y mencionar «revoluciones burguesas» autónomas que en Canarias nunca hubo. Hablando del arte de la manipulación y la tergiversación… Primero documéntate un poco antes soltar machangadas.