Telescopios, protección del territorio y emergencia climática (II)
Adiós telescopio, adiós. (Publicado originalmente el 5 de mayo de 2010)
“Precisamente, la creación de puestos de trabajo como argumento central de la campaña promovida desde algunos sectores en la Isla para hacerse con el Telescopio, no deja de ser una falacia, conocida la escasa mano de obra local que crea la observación astrofísica en particular y la actividad de la investigación en general”
Nunca sospechamos que la exclusión de La Palma como depositaria del telescopio extremadamente grande, fuese a cosechar un estado de paranoia tal en la clase política canaria; tanto menos justificada cuando siempre habíamos entendido, y así ha sido, que la decisión que tomase la ESO obedecería a criterios eminentemente técnicos o científicos y sin que la opinión de los diferentes gobiernos influyese gran cosa en el asunto. Por suerte, la mayoría de la población palmera se ha mantenido al margen de un asunto que, por experiencia, ya sabía que en nada iba a afectar a la resolución de sus amplias carencias individuales o colectivas.
La histérica campaña desatada por el gobierno canario (CC y PP) o por las ídem organizaciones políticas palmeras, nos llevan a la justificada sospecha de que la elección de Chile era precisamente la opción deseada por los gobernantes de La Palma, para de tal forma montar una campaña política sin precedentes para cargar contra el chivo expiatorio, es decir, el Gobierno español. De paso, desde la presidenta del Cabildo hasta la cabeza de hidra gubernamental conformada por los Sres. Soria y Rivero, han contado con una inmejorable excusa para distraer la atención de sus “súbditos” ante la situación de emergencia social que sufre la sociedad canaria, con cerca de 300 mil parados y otros tantos hambrientos -de los que una buena parte corresponden a La Palma- que hoy tocan en la puertas de las corporaciones públicas en busca de sustento. Precisamente, la creación de puestos de trabajo como argumento central de la campaña promovida desde algunos sectores en la Isla para hacerse con el Telescopio, no deja de ser una falacia, conocida la escasa mano de obra local que crea la observación astrofísica en particular y la actividad de la investigación en general.
Resalta la paradoja en todo este asunto que el ímpetu desarrollado en los últimos seis meses por lograr traer el E-ELT al Roque de Los Muchachos, se ha traducido en indolencia y colaboracionismo servil en el caso de exigir al Estado el cumplimiento de la inversión de 25 mil millones de euros netos para Canarias, prometidos por Rodríguez Zapatero en su acuerdo con el Presidente canario.
La demostración que, al menos, en el caso que nos ocupa, España y su Gobierno, objetivamente, no parecen tener puñetera responsabilidad en la exclusión de La Palma, es el hecho de la abultada victoria lograda por Chile en la votación, consiguiendo su candidatura la práctica unanimidad de respaldo de las delegaciones científicas de los países con opción de decisión. Además, resultan relevante dos claves en la decisión final sobre la ubicación del Telescopio Extremadamente Grande: la salvaje presión política desarrollada desde Canaria sobre el Consejo del Observatorio Europeo Austral para que modificase la primera decisión del Comité Técnico, lo que obligó al Consejo del Observatorio Austral a declarar secretas sus reuniones y deliberaciones y, por otra parte, las más que probables omisiones e inexactitudes del informe emitido por el Instituto Astrofísico de Canarias para hacer decantar al Consejo por la opción de La Palma. Estas circunstancias, lograron un efecto “bumerang”, inclinando aún más la balanza hacia Chile como lugar más conveniente para la instalación.
No omitiremos por su interés, una circunstancia añadida en la larga y empantanosa controversia que ha generado el E-ELT. La existencia de un documentado y extenso informe entregado, primero a la Comisión Europea y luego a todas las delegaciones de la ESO, incluido su director general, el holandés Tim de Zeeuw. Un memorándum en el que se les advertía de la condición del Roque de Los Muchachos como territorio natural protegido por las normas españolas y europeas, recordándole que existen precedentes en Canarias de la paralización judicial de infraestructuras en espacios naturales, de los que el caso del Puerto de Granadilla puede ser un ejemplo. Precisamente, como es sabido, el Roque de Los Muchachos es hoy un paraje natural sin ley, en el que, con la vista gorda de todas las instituciones de las Islas, el Instituto Astrofísica de Canarias ha venido cometiendo gravísimas infracciones, ignorando todas las catalogaciones de protección al que está obligado a acatar, sin que esa importantísima circunstancia haya aparecido en ninguno de los informes técnicos y políticos de los defensores de la instalación del E-ELT. La asociación Solidaridad Canaria, por suerte y para bien de la conservación de la Isla y de sus excepcionales espacios naturales, hablaba en serio cuando planteó sus primeras objeciones a la instalación del Observatorio Extremadamente Grande en el balcón natural del Parque Natural de la Caldera de Taburiente.
Los apagones que frecuentemente padece la isla por la existencia de una red endeble y obsoleta, añadidamente, no son la mejor tarjeta de presentación para albergar unas instalaciones que demandan 10 MW de potencia eléctrica continuada. Es éste otro problema endémico de la Isla al que tampoco las autoridades locales han prestado jamás la mínima atención, no ya para asegurar un servicio fundamental a los palmeros, sino a la hora de no hacer el ridículo ante la comunidad internacional.
Miren por donde, lo que el Gobierno canario ha pretendido presentar como una tragedia para La Palma y Canarias, contrariamente, es el mejor obsequio que se le podía conceder al patrimonio natural de la isla. Nada hemos perdido y mucho hemos ganado.
Jaime Bethencourt Rodríguez
Telescopios, protección del territorio y emergencia climática (I)