Es cierto que, cuando uno está por los tramos postreros de la carrera que es la vida, con muchas singladuras a las espaldas y doblados casi todos los cabos y promontorios habidos y por haber, lleva ya el cairano recargado de dolores y pesares por cada vez que un familiar, un amigo, un compañero o un camarada, deja el terrero de lucha que algunos guanajos llaman Valle de Lágrimas. Ayer noche me enteraba de que otro nuevo nombre se añadía a los muchos que ya atesora mi memoria y mi corazón, el de mi amigo, compañero y camarada –que las tres cosas fue, es y seguirá siendo- JAIME SÁINZ PEÑATE…
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