Javier Díaz García. Morador de la memoria colectiva
Mi amigo Agustín E. Díaz-Pacheco me pone por Messenger una nota escueta que me comunica la muerte del camarada, amigo y entrañable compañero JAVIER DÍAZ GARCÍA que, a veces, para poner de relieve sus ancestros se firmaba como Javier Díaz-Crosa o con su pseudónimo Agustín Crosa.
Me viene a la memoria la letra de la canción de Alberto Cortez “Cuando un amigo se va/ una estrella se ha perdido…”. En este caso, una estrella verde, o roja, o las dos cosas a la vez se ha ido, pero no se ha perdido. En la memoria sigue donde ha estado siempre, en primera línea de muchas luchas, de muchos combates contra la injusticia, la opresión, el sistema expoliador, muchas luchas en apoyo de desheredados de la fortuna, de los que han nacido “sin estrella”, los sintecho acampados en Santa Cruz, los inmigrantes negros que lograron arribar a una tierra que nada les ofrece o los que quedaron para siempre en el pedazo de océano que nos separa del continente, los trabajadores de todo tipo que malviven de un salario de miseria, los sinderechos…
Recuerdo a un Javier, joven estudiante en la ULL en diciembre de 1977, en el día en que los criminales de uniforme balearon impunemente a Javier Fernández Quesada en aquella escalera de entrada a la Universidad. Javier Díaz, militante de una izquierda que se enfrentaba al poder, vestido con un jersey de punto blanco, cuando entraron al hall al estudiante herido le abrió la camisa y apareció el pequeño agujero que hace una bala. Intentó que respirara, que reviviera, pero solo quedó la mancha roja que se extendía por el jersey de Javier. Me relataba la escena cada vez que yo escribía sobre aquel asesinato, que conmovió a toda la sociedad canaria. Yo me encontraba muy cerca, en la Cruz de Piedra, con los compañeros militantes de la CCT y el PTC convocantes de la huelga. Ese asesinato, como el de Bartolomé García Lorenzo nos demostraba, mediante la represión y las balas, la persistencia del franquismo y la vacuidad de la que denominaban como “transición democrática”.
Cuando con el Centro Amílcar Cabral editábamos el periódico “La Sorriba”, en la etapa más avanzada que la inicial, Javier Díaz era el encargado de pasar a ordenador las columnas que luego se montaban artesanalmente página a página. Su militancia en ese entonces era el en el PUCC. Su posición, cómo me decía era clara: “Cómo marxista lucho por la Independencia de Canarias”. Por eso terminó combatiendo, sin adscripción partidaria, pero en primera línea en la lucha sindical, donde se curtió en el SOC, luego Intersindical Canaria y creando CUIS-Canarias, que él mismo define como: “Corriente para la Unidad de la Izquierda Sindical de Canarias (Cuis-CANARIAS) es un Grupo de Facebook creado para compartir noticias, así como opiniones o aportaciones relacionadas con el mundo del trabajo, en la línea de sumar información, experiencias y conocimientos que contribuyan a la causa de la lucha por una Canarias libre y socialista”.
En la última etapa se integró, como independiente, en Ahora Canarias donde trabajó para que no se convirtiera en una unión más entre partidos (UP – ANC) sino que mantuviera su vocación inicial de apertura a todas las personas individuales o a los colectivos que admitieran como fin estratégico la Independencia y el Socialismo.
La última vez que estuve con él fue unos días de enorme tristeza para mí. Mi hijo Tanausú acababa de morir. Estuvo en el velatorio y en el entierro. Nunca pude prever que, entre mi forzosa estancia en el HU “La Candelaria·” y mi permanente brinco entre Aguere y Gomera o viceversa, me alcanzara la noticia de su partida al territorio de la memoria. Un amigo, camarada y compañero podrá irse, pero su lucha, su trabajo, su esfuerzo y sus ideales permanecen En este caso las estrellas son bicolores: Verde esperanza de Independencia y Rojas de un Socialismo que recupere la dignidad de todos los hombres.
Ar timlilit. Tanemmirt amddakul Javier Díaz García
Francisco Javier González
Canarias. 13 de julio de 2022