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La hipocresía política en Canarias

“La hipocresía se encuentra tanto en las instituciones políticas como en algunos reductos de la sociedad que apoyan un sistema que nos perjudica”

“Los cambios que necesitamos son obvios para quienes tienen los ojos abiertos”

Nos encontramos en plena temporalidad de galantería política. En las visitas a los barrios, donde no volverán hasta dentro de cuatro años. Estamos en un momento donde la mentira política se extiende como una tela de araña que cubre Canarias. Un lugar donde los «representantes»   políticos   no   representan   a   la   población, ni   sus   necesidades.

¿Quién será el ganador que obtenga el poder político por argumentar más mentiras?

En la actualidad de Canarias podemos observar un claro elemento de diferenciación entre las políticas llevadas a cabo y las necesidades del pueblo. Abogando siempre por el rédito económico, por la venta de nuestro territorio, apostando por un turismo que caducó ya hace mucho tiempo. Estamos ante un sistema económico que no favorece el crecimiento de la producción isleña. La hipocresía se encuentra tanto en las instituciones políticas como en algunos reductos de la sociedad que apoyan un sistema que nos perjudica.

La sociedad necesita un cambio hacia la protección de los ecosistemas de nuestras islas. Además, es necesario un cambio en la producción económica, que no cree una dependencia tan grande del exterior. Por otro lado, para reivindicar nuestras necesidades se encuentran las calles, que son nuestras, son del pueblo canario. Es muy sencillo escribir en las redes sociales sobre lo que va mal en Canarias. Lo difícil es poner los pies en la tierra y actuar en el mundo real. Un lugar en el que cuando luchas por tus derechos te llevas golpes y palos. Donde en algunos casos gritas y gritas por un cambio y los políticos en Canarias hacen oídos sordos. Los cambios que necesitamos son obvios para quienes tienen los ojos abiertos. Si miramos a nuestro alrededor observaremos la necesidad de la cultura en la población, establecer más espacios para la cultura es urgente. Crear centros de interpretación que nos muestren nuestra historia, nuestro pasado aborigen. Así como crear también espacios para conocer la biodiversidad de cada isla. Crear una moratoria turística que ponga límites a la ocupación hotelera. Un turismo de calidad que no destruya nuestros espacios naturales. Establecer nuevos medios de empleabilidad para los residentes de las islas, que no estén basados en el cemento y el asfalto, sino en la regeneración de los entornos. Necesidades que no cubrirá ningún partido político, pero se llenan la boca hablando de ecológico, cultura y turismo sostenible.

Una Canarias mejor puede existir, pero estamos gobernados por parásitos que nos consumen cada día más. Pero no solo los políticos nos consumen sino también los grandes empresarios, así como los individuos que quieren formar parte en un futuro del entramado político. Estos últimos son peligrosos porque se suman a las luchas sociales poniendo sus caras para llegar al poder como individuos que apoyan al pueblo. Existen partidos que ya lo hacen, llegando tarde siempre a las necesidades del pueblo. Como dice el dicho popular, «líbrame de mis amigos, que de mis enemigos me libro yo».

Nuestros gobernantes que cada día crean proyectos más destructivos con la naturaleza y con el patrimonio. Un ejemplo es la obra de Cuna del Alma, se destruyó el yacimiento mayor que nos podía haber dado mucha información sobre nuestra historia. El proyecto del Dreamland, que pretende destruir un lugar maravilloso, que ya es un escenario de cine por sí mismo. Macro proyectos como Chira-Soria, Puerto de Granadilla, trenes, Puerto de Fonsalía, etc.

¿Dónde está el Gobierno de Canarias, que no pide la actualización de los catálogos arqueológicos municipales? ¿Dónde están los políticos que presumen de la naturaleza de Canarias? Quizás están en alguna villa de lujo de esas que se construyen sobre cardones, tabaibas, tarajales, etc. Quizás nuestros gobernantes son tan incultos que no saben lo que son los ecosistemas, no saben lo que es el patrimonio aborigen, o quizás sí lo saben y destruyen conscientemente.

Quieren ocultar nuestro pasado, nuestra historia y nuestra naturaleza, bajo hoteles, villas de lujo, carreteras, proyectos que no son acordes a nuestra orografía. Basta ya de políticas del poder, creando una democracia cada vez más nefasta.

En términos filosóficos podríamos basar este necesario despertar en Hegel, su concepto el espíritu del pueblo. Ese espíritu que necesita despertar y hacerse presente en Canarias. Para así ese espíritu de la historia haga avanzar nuestra realidad, con su movimiento absoluto que nos empuje hacia el cambio. También podríamos observar nuestra realidad desde la perspectiva del parar con el progreso, al estilo de Walter Benjamin para poder observar la destrucción a la que nos hemos visto abocados. Parar para mirar a contrapelo todo nuestro presente, y ver las barbaries que estamos dejando cometer en Canarias. La lucha por un cambio a mejor en nuestras islas, es una batalla del pueblo. Es un movimiento que ha comenzado y no va a parar, que necesita de cada uno de los individuos que no se sientan representados por los poderes actuales.

Piensa, sociedad canaria, no vamos a permitir más destrucción.

 

Guacimara Afonso Negrón

 

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