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Cristian Sima: “El momento histórico que vivimos es decisivo y requiere de una organización popular que, por desgracia, ahora mismo no tenemos”

El próximo 22 de octubre conmemoramos el 56 aniversario de nuestra Bandera Nacional canaria. En un año particularmente difícil para la sociedad de las Islas, una sociedad que tiene la necesidad de replantearse algunas cuestiones básicas relativas al presente y futuro del Archipiélago. En el momento actual el debate de las ideas no solo se hace necesario, sino que se nos presenta como algo urgente e inaplazable. Sobre ideas y sobre los principales problemas que afectan a las Islas hemos hablado con Cristian Sima Guerra  

ENTREVISTAMOS A CRISTIAN SIMA GUERRA

SOBRE LA BANDERA CANARIA: “En general me opongo a que un símbolo político como este se vea sometido a un proceso de vaciamiento, de despolitización”

SOBERANISMO: “Falta un trabajo político constante a lo largo del tiempo”

INMIGRACIÓN: “El Gobierno central y el Estado quieren dejar a los inmigrantes bloqueados en Canarias”

PODEMOS: “La estrategia de Podemos es la política postureo. Mantener la pose”

CRISIS: “Creo que estamos viendo el comienzo de una de las mayores crisis económicas y sociales de la historia reciente de Canarias”

Me llamo Cristian Sima Guerra. Soy hijo de madre majorera y padre ecuatoguineano. Nací en Fuerteventura y me crié aquí, hasta que con 18 años me trasladé a Tenerife a estudiar en la Universidad de La Laguna. Allí, me politicé por la influencia de un amigo y comencé a militar en una organización internacionalista que desde Canarias apoyaba al proceso bolivariano en Venezuela liderado por el comandante Hugo Chávez. Poco después, comencé en el movimiento estudiantil, en el grupo claustral AMEC y algún tiempo después, tras acercarme al partido ANC -aunque no me convenció- empecé a militar en la organización juvenil Azarug, que era independentista y de izquierdas. Por esta época ya era un marxista convencido y no dejaba de leer a Marx, Engels y Lenin. También me obsesioné, por mi propia experiencia de vida, con Frantz Fanon y la cuestión negra. Esto me llevaría a tratar de conocer lo mejor posible las cuestiones relacionadas con la identidad, sobre todo lo relacionado con la cuestión nacional y con la opresión racial. Actualmente resido en mi isla natal, y milito en la Asamblea Popular de Fuerteventura.

1. ¿Qué significa para ti la bandera de las siete estrellas verdes? ¿Qué sentido crees que tiene la bandera nacional canaria para buena parte de los canarios y canarias hoy en día?

Para mí es la insignia nacional canaria y representa la lucha política contra el colonialismo español en estas islas africanas. Además, la vinculo a posiciones solidarias, internacionalistas y antiimperialistas. Por eso creo que no es simplemente una bandera independentista, sino también una bandera que dice no a la OTAN y sí a la paz y fraternidad entre los pueblos; que dice no al saqueo de otros pueblos y sí a la amistad de los pueblos del mundo. Es una bandera que piensa en Canarias, pero también en la Humanidad.

«(…) no es simplemente una bandera independentista, sino también una bandera que dice no a la OTAN y sí a la paz y fraternidad entre los pueblos; que dice no al saqueo de otros pueblos y sí a la amistad de los pueblos del mundo. Es una bandera que piensa en Canarias, pero también en la Humanidad»

Creo que para una parte importante de la población es una bandera que representa una canariedad desprovista del ideario independentista. Diría que, de hecho, una parte importante de los canarios que se identifican con esta bandera desconocen que sus orígenes se deben a una modificación que hace el M.P.A.I.A.C de la bandera que creó la organización Canarias Libre. No me parece algo necesariamente negativo, pero si considero que conocer la historia de la bandera y el significado que le dieron sus creadores es importante. En general me opongo a que un símbolo político como este se vea sometido a un proceso de vaciamiento, de despolitización.

2. En una serie de artículos publicados en EL PAÍS CANARIO haces hincapié en la falta de un partido, de una organización, “un partido que sea referencia para el nacionalismo de izquierdas” en las Islas. ¿Por qué crees que el independentismo —el soberanismo canario— ha tenido tantas dificultades para consolidar un proyecto orgánico sólido y duradero? ¿Por qué las organizaciones que hoy en día reivindican ese espacio político en las Islas apenas si son testimoniales?

Creo que los errores que hemos cometido y no han permitido que tengamos ese proyecto orgánico sólido y consolidado son varios:

La falta de unidad y cohesión ideológica: defiendo que cierta pluralidad es positiva y necesaria en cualquier organización, pero debe tratar de combinarse esta pluralidad con la cohesión y la unidad en base a un programa político estatutario. Históricamente, o al menos así lo creo, no hemos logrado esto y en los hechos se han configurado distintas facciones con distintos programas políticos (e incluso con visiones encontradas de cómo debe ser el proyecto político) que han luchado unas contra otras, hasta que el partido en cuestión ha vivido fraccionalismos y divisiones que han supuesto incluso la ruptura de relaciones amistosas entre militantes.

El caudillismo: aunque los líderes son importantes, con frecuencia hemos tenido líderes que han terminado por desencantar a la militancia y ser uno de los causantes del surgimiento de las derivas fraccionalistas. Este tipo de liderazgos desmoviliza e impide llevar a cabo el trabajo político que necesitamos para construir partido.

La falta de un trabajo político constante a lo largo del tiempo. De hecho, caemos muchas veces en el error de creer que sacar comunicados con frecuencia es un trabajo político suficiente, y luego nos sorprendemos por los fracasos electorales e incluso no comprendemos a qué se deben.

El derrotismo: el derrotismo, del que yo mismo he participado, nos ha empujado al campo del idealismo, pensando que como los problemas son principalmente nuestras ideas, que no calan, y nuestro discurso, el cual provoca que nuestras ideas no calen. Por eso este tipo de derrotismos nos empuja a “moderar el discurso” en términos absolutos, y no a plantear discursos determinados en función de la situación; y a integrarnos en organizaciones de izquierdas no independentistas, lo cual supone en la práctica (o por lo menos hasta ahora ha sido así, y esto viene desde la UPC) la aceptación de un programa que no contempla la cuestión nacional. Quizás la experiencia más reciente en este sentido fue Somos, la cual en determinado momento yo también vi con buenos ojos, e incluso sigo creyendo que era un proyecto prometedor que, por desgracia, fue empujado al seno de Nueva Canarias por algunos arribistas. Por otro lado, no debemos obviar que la reacción contra el derrotismo ha sido el izquierdismo y el dogmatismo, que nos hizo ver traidores donde no los había.

3. En septiembre publicaste unos interesantes artículos sobre el fenómeno migratorio y la oleada de racismo que se ha desencadenado en las Islas. ¿Qué intereses reales se esconden detrás de lo que parece ser una incitación —premeditada y bien orquestada— de las conductas racistas y xenófobas que se aprecian en sectores de la población de las Islas? ¿Quién se beneficia políticamente de esa oleada de racismo? ¿Qué respuesta damos a los ataques racistas y fascistas que estamos sufriendo en las Islas?

Cada día está más claro que el Gobierno central y el Estado quieren dejar a los inmigrantes bloqueados en Canarias, y seguramente esto esté motivado por directrices de las principales potencias económicas de la Unión Europea, que saben que España, Grecia, Italia y Canarias son puntos de entrada a la Unión para los inmigrantes africanos en situación irregular cuyo destino suele ser Alemania, Bélgica, Francia, etc. Así se aseguran que no lleguen a la península y no continúen hasta Europa, pues aquí estamos “lejos de Europa” y es un método muy útil para garantizar que no lleguen a dichos países.

Pero, además de los intereses de la UE, sospecho que también España gana con esto. No olvidemos que desde hace meses el ejecutivo del PSOE ha militarizado el Estrecho, como bien denunció CGT, y eso ya supuso el aumento de la entrada por la denominada ruta canaria, que encima es mucho más peligrosa. Esto es importante porque nos permite entender que al bloquear a los inmigrantes en las Islas se genera una situación que potencia las reacciones xenófobas y racistas en la población local, lo cual supone un aumento al rechazo de la africanidad y facilita la españolización de las Islas. Y, además, se ha dado también el fenómeno en el que los europeos residentes en Canarias han sido los grandes voceros de los planteamientos antiinmigración. Esto, políticamente hablando, favorece a los nacionalistas españoles, al Estado español y a los partidos políticos conservadores que defienden políticas antiinmigración duras y agresivas. Y, además, conllevan algo muy preocupante: la vulneración sistemática de los derechos humanos de las personas migrantes y una legitimación de la misma.

4. Entre octubre de 2018 y enero de 2019, recogimos en EL PAÍS CANARIO una serie de artículos tuyos criticando el denominado “pensamiento decolonial”. ¿Por qué crees que no nos sirven las “teorías decoloniales” en Canarias?

Creo que las teorías decoloniales, al penetrar en unas instituciones académicas donde prima el españolismo, han permitido un aumento de la discusión sobre si Canarias se encuentra bajo una situación colonial o no. En este sentido, veo que la irrupción del pensamiento colonial ha tenido una consecuencia positiva para quienes reconocemos la situación colonial de las islas y queremos acabar con ella, puesto que mucha gente ajena al independentismo se ha acercado, gracias a estos debates en el seno de la academia, a esta cuestión. Sin embargo, a pesar de la oportunidad que nos da el auge de esta teoría en las Islas, también creo que es una tradición que tiene algunos elementos negativos. Esto significa que, a pesar de las buenas intenciones de muchas personas que siguen estos postulados, el giro decolonial tiene una serie de limitaciones y peligros que pueden dificultar la construcción de un proyecto independentista sano y acorde a nuestros tiempos. Las razones son múltiples:

Su defensa de un giro cultural que no llega a comprender adecuadamente los postulados materialistas. Su defensa de lo subjetivo por encima de lo objetivo.

El regreso del esencialismo: aunque los decoloniales declaran su rechazo al esencialismo, caen en este con frecuencia. Esencializan Occidente (cuya esencia para ellos es reaccionaria, machista, colonialista) y esencializan a los pueblos no occidentales (cuya esencia es positiva, progresista, liberadora, feminista, etc.). Es un remake del mito del buen salvaje (un “buen salvaje” que en ocasiones presentan como feminista, antihomofóbico, queer, etc), hasta que el colonialismo occidental corrompió al buen indígena y le enseñó el machismo, la reacción, etc. Esto obvia, por ejemplo, que en Occidente había reacción, pero también progreso y anticolonialismo (no olvidemos, por ejemplo, la postura de Marx y Engels en relación a la rebelión Taiping en China o a los motines de los cipayos en la India, que les llevó a condenar el colonialismo, o su postura revolucionaria en relación a la cuestión nacional irlandesa y a la defensa de la abolición de la esclavitud en los EEUU y a la erradicación de la opresión racial de los negros). Del mismo modo se obvia que en los pueblos no occidentales se daban, salvando las distancias, contradicciones similares, pues no existían esos “buenos salvajes” y en muchos casos también había pueblos que dominaban a otros (el imperio etíope, por ejemplo), sexismo, etc. y gentes que luchaban y resistían contra estos fenómenos.

Racializan el pensamiento, pues creen que éste se divide en “pensamiento occidental”, “pensamiento islámico” (como si el islam no hubiera tenido vinculación alguna con Occidente), “pensamiento blanco”, “pensamiento indígena”, etc. Esta parcialización del pensamiento humano es peligrosa porque puede llevar a que el rechazo o la aceptación de unas ideas determinadas no se lleve a cabo en función de si son adecuadas y correctas o no, sino en función a cuál es su origen geográfico y cultural, y en función a si la desarrolló un varón o una mujer, etc. Así, por ejemplo, en lugar de dirimir sobre si la ciencia y su método son los mejores instrumentos que tenemos para explicar la realidad y desarrollar la tecnología, la medicina, etc. sencillamente se le rechaza por ser “blanca, macha, hetero y occidental”. Y esto nos recuerda a, por ejemplo, los chovinistas peruanos de principios del siglo XX diciendo que el feminismo no tiene nada que ofrecer a las mujeres peruanas porque es una idea extranjera, a lo que Mariátegui respondía: “Laten en el Perú las primeras inquietudes feministas. Existen algunas células, algunos núcleos de feminismo. Los propugnadores del nacionalismo a ultranza pensarían probablemente: he ahí otra idea exótica, otra idea forastera que se injerta en la mentalidad peruana. Tranquilicemos un poco a esta gente aprensiva. No hay que ver en el feminismo una idea exótica, una idea extranjera. Hay que ver, simplemente, una idea humana. Una idea característica de una civilización, peculiar a una época. Y, por ende, una idea con derecho de ciudadanía en el Perú, como en cualquier otro segmento del mundo”. Lo mismo deberíamos decir de la ciencia.

Asume un peligroso relativismo cultural y, en ocasiones, una exaltación inadecuada de determinadas expresiones o prácticas culturales no occidentales, sin diferenciar aquellos aspectos de tales culturas que son sanos de aquellos que son nocivos para los derechos fundamentales, el bienestar de los seres humanos y las luchas progresistas. No olvidemos que, bajo la excusa de combatir al etnocentrismo, algunas decoloniales han llegado al extremo de defender la mutilación genital femenina en países africanos.

Por estas razones yo sigo apostando por el anticolonialismo y me opongo al giro decolonial.

5. Podemos ha sido uno de los fenómenos políticos que más duramente has criticado. ¿Por qué? ¿Por qué decepciona tanto Podemos en las Islas? ¿Ha sido Podemos una “gran estafa» para la sociedad canaria?

Podemos es en todo el Estado español un partido típicamente oportunista. Su naturaleza política es la de ser un partido que aspira a conseguir algunas mejoras para la ciudadanía, siendo claramente progresista, pero no tan progresista como para ser enemigos del régimen y molestos para el mismo. Sus candidatos son personas que quieren hacer una política positiva para las gentes, pero no quieren asumir sacrificios ni riesgos, sino compatibilizar este tipo de políticas con la comodidad de los puestos en las instituciones, y eso les convierte en oportunistas, incluso a aquellos candidatos honestos. Por esto hay injusticias y arbitrariedades del Régimen que Unidas Podemos no se atreve a denunciar. Tienen claro qué línea no deben traspasar, y como buenos políticos reformistas, asumen esos límites y obedecen disciplinadamente. Esto explica su defensa de “la legalidad vigente” durante el mayor acto pacífico de desobediencia civil de los últimos años del Estado y posiblemente de toda Europa: el referéndum catalán de autodeterminación de 2017. En lugar de admirar y respaldar aquel acto, que supuso una organización popular impresionante (el transporte y escondite de las papeletas, la preparación de las mesas, la coordinación que supuso llevar a cabo todo esto en distintas ciudades y barrios, el apoyo mutuo que hubo detrás, los actos populares y colectivos heroicos de proteger los colegios electorales frente a las fuerzas policiales, etc.), lo condenaron sin miramientos por “no ajustarse a la legalidad vigente”, que no viene a ser otra que la legalidad que surgió tras la reforma del franquismo a finales de los setenta, con la inestimable colaboración de los eurocomunistas como Carrillo y los “socialistas” como Felipe González, una legalidad que ningún demócrata consecuente defendería ante un acto de desobediencia civil pacífica como el del pueblo catalán. De hecho, cualquier demócrata habría respaldado aquel referéndum sin peros ni excusas y habría aprovechado para denunciar una legalidad que impide la resolución de las cuestiones democráticas fundamentales en España, como lo es la cuestión nacional.

 

También son oportunistas porque calculan todos sus movimientos y declaraciones políticas en función de si les dará más o menos votos, y no en función de si contribuirán más o menos a mejorar la organización y lucha populares, si aumentarán o no la conciencia política de las masas sobre la realidad del régimen que tenemos, etc. Ni siquiera en el contexto de la pandemia han denunciado la contradicción salud colectiva versus economía (una economía que enriquece a unos pocos y empobrece a muchos, no nos olvidemos de esto) y han dejado de lado reivindicaciones como la derogación de la ley 15/97 que permite el desmantelamiento de la sanidad pública y el lucro de las empresas privadas a partir de recursos públicos que deberían ser de la sanidad pública.

Ahora que forman parte del Gobierno central la estrategia de Podemos es la política postureo. Mantener la pose. Quedar de que son progresistas, aunque en los hechos estén asumiendo toda la doctrina del BCE, la UE y el Régimen monárquico “postfranquista” del 78. Conspiraron para ayudar a Juan Carlos I, pero luego se dicen republicanos y salen con mascarillas de la república en la foto del 12 de octubre y así parecen serlo, y por desgracia muchos de sus votantes creen que realmente lo son. En cierta medida es una política que les está funcionando, pero no lo suficiente como para evitar su debilitamiento en el plano electoral según los sondeos que cada cierto tiempo publica la prensa.

Y en Canarias es todavía peor, pues aquí funcionan como sucursal de Madrid y son cómplices de un gobierno autonómico que trata de salvar un modelo económico que, como vimos en los datos del año 2019 publicado hace unos días en prensa, no traen precisamente bienestar y prosperidad para el pueblo canario. Y a nivel insular, en Fuerteventura, más de lo mismo. Se comportan como un partido que no comprende las dinámicas que operan en Canarias y generan mayores cotas de pobreza, desempleo, etc.

6. La bandera de las siete estrellas verdes es un símbolo nacional canario, la virtual bandera de una república canaria independiente. ¿Por qué crees que los sectores que se autodenomina republicanos en las Islas tienen tantas dificultades para asumir esa bandera como emblema de lucha? ¿Por qué cuesta tanto a determinados sectores de la izquierda canaria asumir las profundas contradicciones coloniales que sufre el Archipiélago? ¿Podemos hablar en Canarias de una “izquierda colonialista”, una izquierda plegada a los intereses políticos metropolitanos, una “izquierda españolista” que ha sido incapaz de asumir un análisis de la profunda desigualdad que genera el colonialismo en el Archipiélago? ¿Qué característica debe tener un republicanismo canario?

Aunque algunos sectores republicanos (republicanos que apuestan por la república española, quiero decir) han tenido cierta sensibilidad con la cuestión nacional canaria -que es colonial en realidad- la tendencia predominante claramente es la del chovinismo español. Parece que antes que progresistas o socialistas son españoles, y por ello actúan, precisamente, como una izquierda españolista y colonialista. De lo contrario, comprenderían que la principal contradicción de Canarias es la contradicción colonial. Y que, sea reconocida o no, es una contradicción sobre la que se edifica nuestra realidad y que atraviesa todas las problemáticas sociales, políticas, económicas y culturales del archipiélago. Por lo tanto, cualquier política revolucionaria o progresista en estas islas (ya sea socialista, comunista o anarquista) debe de pasar necesariamente por reconocer esta cuestión y hacerle frente. Esto es lo que creo que debería de tener claro ya el movimiento republicano en estas islas.

«(…) la principal razón por la que estos republicanos tienen dificultades para asumir la bandera tricolor canaria como emblema de lucha es que no han llegado a interiorizar el verdadero internacionalismo, el cual nos dice que un socialista español debe bregar, sin titubeos, por la liberación de las naciones que su propio Estado oprime, y más si se trata de una colonia»

Creo que la principal razón por la que estos republicanos tienen dificultades para asumir la bandera tricolor canaria como emblema de lucha es que no han llegado a interiorizar el verdadero internacionalismo, el cual nos dice que un socialista español debe bregar, sin titubeos, por la liberación de las naciones que su propio Estado oprime, y más si se trata de una colonia.

7. Finalmente, teniendo en cuenta la contradicción capital/vida, contradicción que se ha evidenciado de una forma terrible a raíz de la pandemia de COVID-19; teniendo en cuenta la miseria y pobreza estructural que sufre el Archipiélago, con unos datos (informe AROPE), referentes al 2019, que señalan que en Canarias 733.000 personas están en riesgo de pobreza y/o exclusión social, con una tasa de desempleo que se mantiene a niveles altísimos, 254.280 personas en paro según los últimos datos, relativos al mes de septiembre, publicados por el ISTAC, ¿en qué momento histórico nos encontramos ahora mismo en Canarias? ¿Cómo crees que debemos abordar este momento de crisis?

Creo que estamos viendo el comienzo de una de las mayores crisis económicas y sociales de la historia reciente de Canarias. Como dices, la contradicción entre el capital y la vida es clara y todo parece indicar que esta contradicción se va a recrudecer. Y no sólo afectará a la salud, sino también a los niveles de pobreza relativa, moderada y severa, que ya están aumentando y seguramente aumentarán todavía más. Por eso creo que el momento histórico que vivimos es decisivo y requiere de una organización popular que, por desgracia, ahora mismo no tenemos. Entre las posibilidades que se nos presentan algunas dan verdadero pánico, como puede ser la posibilidad de un auge ultraderechista.

Por eso creo que este momento debemos abordarlo organizándonos en los espacios que podamos. Ya sean sindicatos, partidos, movimientos sociales, asociaciones de vecinos. Tenemos que crear un tejido social importante que nos permita hacer frente a las dificultades que ya se están dando y que nos permitan erradicar la influencia de los reaccionarios entre la gente. Esta organización, además, debe tratar de superar el aislamiento al que nos empuja la insularidad y debe buscar una línea política basada en el análisis de la situación, en la realidad que tenemos.

Redacción/EL PAÍS CANARIO




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