El problema de la juventud de hoy en día, y por lo tanto de todo el planeta, es que está absolutamente despolitizada, o inconsciente, como nunca en ninguna anterior época había pasado. Y con esto no quiero decir que lxs jóvenes se tengan que identificar ni en la teoría ni en la praxis con el anarquismo, el marxismo… o ninguna otra ideología. No necesariamente. Pero si tener cierta conciencia de su situación, de la de su entorno, que está pasando a su alrededor, y cierto ímpetu y ganas de cambiar las cosas. Y eso, hoy en día, no sucede. Los jóvenes autodenominados rebeldes, «inconformistas», «antisistema», punks, o de cualquiera otra subcultura urbana «alternativa» han confundido eso, el ser rebelde, el estar en contra del sistema, incluso ser anarquicxs o similar, con una estética, con una etiqueta autoimpuesta y poco más, con un peinado, con emborracharse, drogarse…
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